Miguel Alvear, sobre el próximo Ecuador Bajo Tierra que arranca el 7 de mayo, en Quito, Guayaquil, Manta, Playas y Cotacachi
¿Cuáles son las novedades de esta tercera edición del tercer Festival Ecuador Bajo Tierra?
Talvez lo más importante es que el festival ahora se está abriendo al mundo. Hemos ampliado nuestros horizontes. De ser una vitrina en salas para películas ecuatorianas de DVD incorporamos ahora el concepto de cine de bajo presupuesto. Bajo este nuevo paraguas la convocatoria se ha ampliado y hemos recibido películas de España, México y Francia, y esto me parece interesante porque implica un desplazamiento de la noción de marginalidad a otra que tiene que ver más con el uso de recursos limitados y formas alternativas de producción y circulación. Y los creadores de aquí se cotejan con los de otros contextos.
En noviembre pasado fui al Zinema Zombi Fest de Bogotá y convenimos empezar a compartir programación. A ellos les interesa el cine ecuatoriano ‘bajo tierra’ por lo que propone como maneras ‘otras’ de producir y a mi me interesó el enfoque de cine de género que ellos favorecen. En esta edición de EBT podremos ver los mejores cortos de ZZF y tres largometrajes potentes: Abriremos EBT3 con Bushido man (Takanori Tsujimoto, Japón 2013), una película que se regodea en los clichés del género artes marciales, La refri asesina (Rico Maria Ilarde, Filipinas, 2012), inspirado en una serie de TV ochentera filipina, y Soy un fantasma (HP Mendoza, USA, 2012), una película enclavada en el género del terror, hecha con pocos recursos y gran maestría, quizás la mejor lograda de toda la muestra. Y de Colombia viene una mini retrospectiva de películas ochenteras -filmadas en celuloide- del gran Jairo Pinilla, pionero del cine B Colombiano, recientemente homenajeado en el Festival de Cine Fantástico de Sitges.
Recibimos para consideración de los programadores de esta edición alrededor de 20 largometrajes de los cuales 12 se incluyen en la muestra. Son películas de muchas provincias de Ecuador, una que llega desde México (La última y nos vamos, César García, 2007) y una de España (90 millas, Francisco Rodríguez, 2004). Creo que la fortaleza de este festival es justamente su eclecticismo y su ‘champús’. EBT junta cosas distintas para que parezcan una sola.
¿Sobre qué giran los relatos?
Las películas ecuatorianas tienden a enfocarse en cuatro temas recurrentes: la aniquilación del cuerpo humano por medios violentos (El elegido, Elías Cabrera, 2012); dramas migratorios (Odisea de un sueño, Irma Herrera, 2012); el sicariato sobrenatural (S.E.D.A., Guillermo Angamarca, 2012); y lo étnico/comunitario (Comuna Engabao, Libertad Gills, 2014). Algunas vienen atravesadas por moralina evangelista (La venganza de Juan Nelson Palacios, 2012) y otras son abiertamente nihilistas y experimentales (Porson, Diego Valencia, 2013).
¿Quiénes son los invitados internacionales?
Tendremos una Lección de Cine con Jairo Pinilla, una charla sobre el cine de género colombiano con Rodrigo Duarte, del Zinema Zombi Fest, y la visita de Killer Film, el crítico enmascarado, que conducirá los foros y dictará una charla sobre el cine de lucha libre en México. Y Orlando Jiménez, autor de Arena Azteca Budokán.
Háblanos de los estrenos.
Arena Azteca Budokán, de Orlando Jiménez, es un documental de corte casero sobre una legendaria familia de luchadores en una colonia del D.F. Libertad Gills estrena su documental Comuna Engabao, en el que retrata a ancianos de una comunidad del golfo de Guayaquil que han luchado por defender sus derechos sobre la tierra, y Arajuno imaginado, de Alain Arnaud, quien a través de una práctica de taller de video, teje de maneras sutiles las transformaciones culturales en la comunidad Kichwa/Shwar de Arajuno.
El primer festival Ecuador Bajo Tierra (2010) fue un enorme boom, porque para la “oficialidad” del cine ecuatoriano, este era un fenómeno desconocido. Ahora lo conocen, lo han visto en pantalla grande, han conocido a sus directores y productores. ¿Esto podría traducirse en que dejó de ser un proceso marginal?
Quizás lo más importante de todo este proceso ha sido entender que todo el cine ecuatoriano es marginal. Viendo los últimos estrenos en salas, queda claro que el cine ecuatoriano es un cine en construcción. Tanto el cine subsidiado por el estado como el cine hecho para el mercado del DVD. Hay que dejarse de vainas y reconocer que todos estamos en lo mismo.
Desde 2010 muchas cosas han cambiado y otras no tanto. Por un lado, el cine ecuatoriano ya no se piratea tanto mientras que por otro, el cine extranjero se piratea con más furia que nunca (en DVD e internet). Hay gente haciendo películas en todas las provincias, la legión de graduados en argentina empieza a estrenar en salas, los directores manabas son ídolos populares, y buena parte de los de Quito, entre película y película, hacen propaganda para el gobierno. Y el festival Ecuador Bajo Tierra, a contra viento, va en su tercera edición. Los esperamos. De este festival nadie sale ileso.
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