—Ensayo sobre la película “Los 400 golpes”—
Por David Melena*
La vida, con quiméricas manos, da golpes para romper el espíritu. Golpea hasta que suceda una de dos cosas: o te vuelves un artista, o te vuelves un adulto.
“Los 400 golpes” no solo es referencial, es real. Doinel, un adolescente descarrilado, es la imagen del proceso de transformación que los golpes producen al individuo. Una perspectiva fresca del París de los años cincuenta, invadida por un aire bohemio y melancólico a través de los ojos de un joven que vive, así como muchos otros, presa de los deseos y de la seductora libertad que respira cerca de él.
Herido, inhábil, pero siempre pensativo, Doinel es el perfecto arquetipo de un espíritu quebrado. Un espíritu que le incita a volverse adulto, pero con un gran anhelo que lo detiene: conocer el mar.
El atrapante encanto de las olas, que Hemingway describió como la fuerza y el valor de superar adversidades, inunda la mente de Doinel, le hace resistir “Los 400 golpes” y a pesar de su soledad, su mirada es el altivo sentimiento de encontrarse libre.
“Hacer las mil y una”, lo que en español sería la traducción de la expresión francesa que le da el título a la obra, es, en perspectiva, la fundamental belleza de la película.
Es la insubordinación de la juventud, la auténtica ironía de luchar contra la autoridad.
Vemos a un joven fracasar a lo grande.
Ni la quietud ni mucho menos la tibieza del espíritu; si se ha de fracasar, si se ha de ser rebelde, hay que mostrar coraje. Atacar a todos los puntos posibles.
No solo hay que recibir 400 golpes, hay que saber devolverlos con más fiereza. Doinel, con toda su vida en contra, lucha contra las autoridades, contra sus padres y contra su pasado, por eso su recompensa es el mar. Al final, decide abandonar los rieles de su camino, atropellar su vida y encontrar la libertad que tanto anhelaba.
Solo, porque para estar aburrido no necesita compañía. Doinel declama en lo alto estas palabras y tal como alguna vez hizo Balzac, retrata las relaciones sociales como una eterna “Comedia Humana”.
“Los 400 golpes” vuelven a Quito.
Cine Ochoymedio trae de vuelta la película que mostró el complejo rostro del abandono, del miedo y del dolor de no pertenecer a ningún sitio.
He aquí, los golpes de la vida.

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