Kinetoscopio-KedateEnCasa es un proyecto original, creado y organizado por Daniel Nehm, programador de Ochoymedio.
Por Rafael Barriga
120 días sin ir al cine. No recuerdo ningún otro momento de la vida en que eso me haya pasado. Para mi, espectador por vocación, la ausencia de sala, oscuridad, película, se ha vuelto algo duro. 
He defendido con ahínco, durante ya 25 años, las ventajas de ver las películas en la pantalla grande, y me siento en la primera fila del cine para girar la cabeza la cabeza de un lado a otro y ver lo inabarcable del cuadro, por ello, esta cuarentena me ha pesado inevitablemente.
Desde hace dieciocho años, diez meses y seis días, mi sala de cine favorita ha sido el Ochoymedio. Debo haber visto miles de películas en su sala 1. Desde el 14 de septiembre de 2001, día de su función inaugural, ahí estuve. Incluso, antes. Meses antes ya estaba yo integrado como parte del equipo. Durante doce años estuve allí, construyendo esa segunda casa para mi. Y luego, cuando me retiré para hacer otras cosas, seguí yendo, ya en la plenitud de la profesión de espectador, porque ese lugar siempre fue propio. 
Pero ahora en la cuarentena, van ciento veinte días y nada. 
Para colmo, las cosas en el medio del cine en el Ecuador han ido de mal en peor. Cancelados los festivales. Cancelados los estrenos y los rodajes. Desaparecido, de un plumazo, el Instituto de Cine y Creación Audiovisual, fruto de la lucha gremial de por lo menos dos generaciones. Cartas anónimas queriendo dividir a la gente. Ausencia de una política verdadera para el cine y el audiovisual, que se ha puesto de manifiesto con brutal fuerza durante esta cuarentena. Y lo más duro: el convencimiento que las secuelas de esa ausencia, ahora mismo y a futuro, son nefastas. 
O sea, todo mal. 
Sin embargo, la creatividad y empuje de varios actores han dotando al público interesado de contenidos alternativos a Netflix o a otras plataformas de stream. Al principio de pandemia, muchos films ecuatorianos pudieron ser vistos en un par de plataformas digitales; buenos esfuerzos por mostrar una nada despreciable cantidad de películas ecuatorianas realizadas en los últimos años. Realizadores y productores, generosamente, y sin presión alguna, pusieron al alcance de los internautas sus producciones de forma gratuita.  
El esfuerzo más sostenido y serio ha sido –y sigue siendo– el programa que el Ochoymedio propone desde su sitio web, bautizado como Kinetoskopio-Kédatencasa que, con una idea muy simple, extiende el propósito del proyecto cultural –por siempre presencial hasta antes de la pandemia– del cine Ochoymedio. Si no puedes ir al cine, el cine irá a ti. 
Cada día, el Kinetoscopio vincula en su sitio web largometrajes y cortometrajes de sustancia, de muchos lugares y estilos diferentes. Para ello, una notable investigación se lleva a cabo: buscar los lugares, los contenidos apropiados, los derechos de exhibición, es decir una curaduría cuidadosa, con la que Ochoymedio el cine de la Floresta se ha caracterizado desde su primer día. Es una brújula cinematográfica que te lleva por caminos muy interesantes. 
Varias joyas y algunas curiosidades hemos podido ver en casa gracias al Kinetoscopio. 
Desde la profunda y vanguardista “Cuatreros” de Albertina Carri, hasta clásicos como El ángel exterminador de Luis Buñuel, pasando por una infinidad de producciones de muchos lugares del mundo. Hace poco he podido, por ejemplo, ver dos joyas dirigidas por dos genios del cine mundial, y ambas películas profundamente enclavadas en el Ecuador: Jorge Prelorán con Mi tía Nora y Rainer Simon con La ascensión al Chimborazo. Ambas son irrepetibles piezas cinematográficas, y aquí presentadas en versiones restauradas de excelente calidad. 
Y así, pudiéramos hablar a profundidad de cada una de las ciento y pico de propuestas del Kinetoscopio del Ochoymedio, cada una con su razón de ser, y que han resultado un pequeño consuelo en estos tiempos de brutal pérdida. 
El cine retornará. Lento, pero volverá. Entrar en una sala de cine será posible, estoy seguro. 
La lucha para poder tener opciones diferentes a las ofertas del “establishment” permanece intacta y se renueva todos los días. Ya el Ochoymedio ha demostrado eso durante tantos años.
Hasta tanto, el pequeño consuelo del Kinetoscopio-Kédatencasa acompaña nuestros días. 

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