Por Andrés Barriga
Mejor que Antes del realizador quiteño Andrés Barriga. Cinta cargada de personal fuerza política, mejor que antes es, entre otras cosas, una fuerte crítica a la televisión ecuatoriana. Aquí, una declaración personal de su director, que reflexiona sobre su propio filme.
Este es mi cuarto trabajo visual y sonoro. Esta vez no es un documental. De hecho, no me aventuro a nombrar este trabajo en ningún género. Mejor que antes tiene secuencias documentales, otras aparentemente más controladas, casi de ficción, otras escenas híbridas. Alguna vez incluso se ha hablado de que es un ensayo. Pero incluso la noción de ensayo cinematográfico no quiere decir gran cosa. Es un término que proviene de la literatura, pero que en el cine ya no determina especificidades claras pues los géneros se yuxtaponen. Los anglófonos hablan de non-fiction, pero tampoco me parece apropiado, eso sería pensar a partir de la ficción en términos de oposición, y no es posible. Además el origen del cine se encuentra en esa “no-ficción”. ¿Se imaginan decir que L’arrivée du train à la Ciotat de los Lumières es una no-ficción?
Mejor que antes quiere ser un instrumento de reflexión desde la imagen y el sonido. Es un proyecto que fue tan escrito, que lo único que le quedaba era salirse de su guión, y en ese sentido me ayudó a pensar mucho más allá de mis hipótesis iniciales; tal vez no las alteró, pero las potenció. Hubo algunos puntos de partida, el principal, que luego se convirtió tal vez en el más superficial a pesar de construir un hilo conductor, fue la figura de Alfaro. Esta figura –sin ser tratada históricamente sino socialmente– debía proponer un acercamiento a distintas facetas del Ecuador contemporáneo. En la llegada se convirtió en mero emblema patrio, con su carácter alegórico como todos: himno, escudo, y con su función didáctico-moralista. El trabajo consistió en escaparnos de esa fea tarea que puede resultar hacer patria ensalzando al mártir. ¿Y dónde queda Alfaro en todo esto? Hay elementos tangibles en el pensamiento y obras alfaristas que sirvieron más como inspiración. El tren, el laicismo, la mujer, la educación, la masonería, el destierro, la revolución, la memoria de todo esto y su ausencia por supuesto. Digamos que es una película sobre el país de Alfaro sin él.
Siempre he trabajado con temas políticos. Esta es mi película más política. quienes trabajamos el video o el cine tenemos la ventaja o desventaja de poder pensar en voz alta y al final, eventualmente hacer comunidad, con toda la responsabilidad que aquello implica. De ahí otro de los puntos de partida. La responsabilidad o función social del arte. La denuncia desde nuestro trabajo visual y sonoro (audiovisual suena muy feo y se equivoca en las prioridades) de lo nefasta que representa la televisión. Mejor que antes quiere ser un filme de resistencia a los medios de comunicación en especial a la televisión. Por un lado, en las formas: nuestra mirada se ve condicionada por la lógica mediática de la televisión, esquemáticamente eso quiere decir alimentar lo ilusorio del consumismo, es decir desear sin obtener, lo cual provoca una permanente insatisfacción.
El machismo y la heterosexualidad potenciados por mujeres que sirven de escenografía y noticieros alternando hombres y mujeres como papá y mamá. El racismo omnipresente en la publicidad o ¿ya has visto un indio o un negro acariciando el papel higiénico que te quieren vender?, porque todos sabemos que “El Cholito”, que vende gangas y loterías, está pintado la cara . La violencia desde Disney hasta la crónica roja que nos hace creer que toda la realidad es esa, que otra no es posible y que tu prójimo es tu rival. Cuando miramos de cerca todo esto, estamos hablando de empresas cuyo principal objetivo es el lucro. Ideológicamente estamos librando una batalla, de antemano perdida, pero que no se puede dejar de pelearla. Este país, en gran medida es el resultado de 40 años de “educación” televisiva, aupados por el poder y acompañados por un casi permanente silencio de la ciudadanía.
La mayoría de los ecuatorianos no pueden decir lo que quieren en los medios. En los medios están tres pelagatos que se creen la voz de los sin voz. Por eso en esta película pregunto ¿quién habla? ¿Yo, él o el canal que transmite? Las televisoras usan el anonimato como fuerza informativa. Ellos dicen que las cosas son así y no de otro modo, o has escuchado alguna vez a un periodista decir: fui al lugar de los hechos pero no vi nada. Aquí no hay periodistas que digan, no sé que pasó.
¿Y el cine en todo esto? Es un lugar de resistencia, y el video también. Mientras que la televisión es un grifo abierto que solo provoca olvido, el video tiene el botón de pausa, eso es libertad.

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