Lucía Monzón*
“Cada hombre es un Rey y aquí el Rey soy yo”, ruge Stanley contra Stella y Blanche tras haberse sentido insultado por su esposa y su cuñada.
De una puesta en escena frente a un koilon en el siglo VI a.C., a la pasión cantada frente a un teatro en 1770, hasta finalmente llegar a la pantalla grande en. Ese ha sido el recorrido del melodrama por el estómago de nuestra cultura. Este es un género que representa con exageración los conflictos humanos como la traición, las pérdidas, los amores imposibles y la reacción ante estos con fuertes explosiones de emociones, así como Stanley (Marlon Brando) en la anterior escena descrita.
Otro factor importante de resaltar del melodrama es que uno de sus enfoques narrativos son las relaciones familiares y los valores morales: conflicto generacional, rivalidad entre hermanos, represión sexual. También se suele abarcar temáticas como la lealtad y el perdón. Una de las características más resaltantes del melodrama es la inclusión de personajes femeninos fuertes, pero sacrificados. Estos luchan por la defensa de los valores. ¿Qué más podemos encontrar en el melodrama sobre las mujeres?
Recordemos que el melodrama surgió en los teatros de Atenas, pero más adelante se adaptó a la ópera en el siglo XVIII, una época en la que el consumo y la burguesía penetraban la cultura y la familia era la cuna para la formación social e individual. Por esto, la mayoría de las narrativas melodramáticas son problemáticas domésticas en las que los personajes, especialmente las mujeres, se encuentran desarrollados a partir de los roles en las familias burguesas.
Popularmente, el melodrama es relacionado con un género de y para mujeres, incluso se le categoriza como “Women’s Film”. Es entendido como un espacio que permite la representación de lo femenino con libertad, sin embargo y por lo previamente mencionado, este es anclado a la pasividad, a la contención sexual y a la maternidad; mientras que lo masculino manifiesta disfunción.
Es decir, el melodrama, teniendo en cuenta que es un producto para mujeres, se ha encargado de “educar” e imponer cómo se debe ser mujer a través de la representación de estos personajes y, de esta forma, la audiencia acepte “orgánica” e inevitable sus restricciones sociales.
*Estudiante de Periodismo de la UDLA

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