Por Dagmar Flores
Marcos Bermúdez se describe a sí mismo como un amante de la coreografía de la vida y las pequeñas cosas. Tiene 22 años y se gradúo de la Universidad de Las Américas (UDLA) en el año 2019, como licenciado en Cine y Artes Visuales. A su corta edad ha sido premiado con dos galardones en el festival Plural+ 2019 en dirección general, de fotografía (DP) y editor en To Welcome is Love y en el mismo año ganó al mejor cortometraje ecuatoriano  en el Festival Internacional de Cine de Quito como DP y editor con el corto: Clara. Actualmente es profesor de taller de fotografía, dirección y guion. Su objetivo principal es  profundizar en el desarrollo  cinematográfico y audiovisual siendo parte de proyectos de distintas naturalezas que lo llevarán a la experimentación y entendimiento del cine en su totalidad.  
“No tengo un estilo definido pero sí una tendencia, como un pintor.  Aunque me he dado cuenta  que siempre en todo lo que hago sigo un patrón de pensamiento”.
“Al principio iba a estudiar matemática”
El cine para Marcos llegó de sorpresa. Desde muy pequeño siempre estuvo inmerso en las películas pero jamás pensó que se convertiría en una carrera profesional.  Su padre alquilaba películas y es así como se enamoró del cine. Solía pensar que en la universidad se inclinaría por matemática o ciencia. Pero el concurso “Cortos School”, organizado por la UDLA, abrió una puerta inexplorada para Marcos.  En su último año de colegio realizó un cortometraje y ganó una beca en esta universidad para estudiar cine y artes audiovisuales. “Mis padres y yo no teníamos plata para estudiar y gracias a estas condiciones pude avanzar”. Así empezó para Marcos la pasión por el séptimo arte. 
El bucle 
El cine para este joven es un transgresor de ideas “puedes hacer que las personas cambien su mentalidad para la humanidad”.  Marcos piensa que es un arma adecuada para la época porque somos individuos audiovisuales.  
Durante su camino por este arte su afinación por el concepto del tiempo empezó a florecer. La abuela de Marcos fue la pieza fundamental. “Mi abuela tiene ceguera y una especie de alzhéimer, me di cuenta que para ella el tiempo pasaba en bucle”.  Los días de su abuela se resumían en vivir una y otra vez lo mismo. Se reía de los mismos chistes, contaba las mismas historias. “A veces es súper tierno y lindo ver la vida así”. Pero mientras todo esto sucedía, Marcos se preguntaba cómo viven las personas que están bajo esta condición. Lo primero que reflexionó el joven es que todos somos parte de ese bucle. “Todo parece que está mejorando y yendo hacia algún lugar, como una línea, pero al final parece un círculo”. La concepción de este cineasta sobre el tiempo se aclara como una creación del ser humano. De pronto el cine formó un concepto del tiempo en esencia. Marcos había encontrado el clímax correcto en el denominado tiempo cinematográfico. 
“El tiempo cinematográfico se define en la cantidad de tiempo que tú sientes que lo que está pasando en un película también pasa en tu biología”. Las cintas pueden contar en cinco minutos un millón de años. ¿Cómo sientes todo ese momento encapsulado? Para Marcos eso es lo bonito del tiempo cinematográfico, es moldeable. Pero también pasa en la cotidianidad. “Te pueden contar un beso que duró segundos en horas”.  Las personas, según este cineasta,  pueden relacionar el tiempo cinematográfico con el tiempo “real” y no crear una diferencia: “A veces se dilatan las cosas cuando son molestosas o cuando disfrutas mucho algo el tiempo pasa más rápido”.
Somos
Somos  es un cortometraje, rodado en el año 2019, producido y dirigido por Marcos Bermúdez. Una mujer anciana recuerda su primer amor en una piscina y en su remembranza vive la inocencia una vez más. “Mi abuela me estaba inspirando”. Somos, dividida en dos pantallas, crea un ambiente de irrealidad en relación con el tiempo. El espectador tiene su propia teoría sobre el corto. Marcos comenta que se sentía muy identificado con lo que su abuela le contaba sobre ella. “Quería poner sobre la mesa una situación en dónde una persona, parecida a  mi abuela, se ilusione con lo que yo pienso del tiempo”.  Para generar una empatía con la audiencia sobre esta historia de “amor”, decidió que tenía que contraponer una pareja de ancianos y una de niños. “Intenté ser lo más universal posible e irme a los extremos para que los ancianos puedan recordar su primer amor y los niños entiendan lo que significa estar enamorado”. 
La tesis de Marcos abordó el tema del tiempo cinematográfico desde la perspectiva del espectador con el corto Somos.  “Cuando las personas van contando lo que ellas sienten después de ver una película es un reflejo de cómo ellos entendieron lo que observaron”.  El objetivo de este joven con el corto era sentir una evolución en su trabajo. Pero no solo eso, sino que la trama en sí generaba un diálogo con su audiencia. Él lo llama “retroalimentación”.  “Me ayuda a entender el tiempo no solo como yo lo hago sino cómo lo hacen los demás”. 
“Es primordial para mí saber lo que piensa el espectador. Las personas a pesar de ser variadas tenemos una forma de entender al cine por cómo nos han educado”.
El límite imaginario
Según Cinema 23 (plataforma de cultura encargada de los premios Fénix) a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI Ecuador creó una nueva época “una generación de cineastas con formación académica alejados de los ideales nacionalistas y con un lenguaje audiovisual desarrollado”. 
Para Marcos el cine ecuatoriano es un desafío. “Cuando no estaba estudiando cine tenía un pensamiento bastante optimista sobre el tema”. Ahora el joven cineasta cree que es muy parecido a un sacrificio. Más allá de los paradigmas mentales acerca de estudiar cine y su baja retribución económica, hay muchas experiencias desagradables que ha tenido que pasar en el medio. “El cine ecuatoriano es parecido al tiempo, es la idea que tienen los seres humanos de encasillar al cine que se hace dentro del Ecuador como límites territoriales que al final son imaginarios”. 

Cortometrajes de Marcos Bermúdez

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