Por Orisel Castro
Tres películas ecuatorianas tuvieron su estreno nacional en esta sexta edición del Festival Latinoamericano de cine de Quito. Se trata de La mala noche, de Gabriela Calvache; Azules Turquesas, de Mónica Mancero y Panamá, de Javier Izquierdo. Cada una de esas piezas ha generado una expectación en el público de una forma distinta, lo que da cuenta de una saludable variedad de propuestas de los cineastas ecuatorianos. 
La mala noche tuvo su premier en SXSW este año y desde entonces ha recorrido un importante circuito de festivales internacionales. La opera prima de Gabriela Calvache toca un fenómeno muy contundente: la trata de mujeres y niñas. Lo hace con una crudeza y un realismo que obliga al espectador a tomar partido. De la mano de la protagonista vamos descubriendo el entramado amenazante y violento que la inmoviliza, al tiempo que recorremos los detalles de un movimiento más íntimo y sensual de un cuerpo frágil y seguro, que termina por tomar las riendas de una situación inabarcable. Las impresiones de Dana son inyectadas a través de la pantalla al que presencia, incómodo, cada retazo de su trágica vida, pero lo más terrible es la conciencia que deja de una mala noche interminable que late subterránea en la misma ciudad.
En otra cuerda menos directa está Javier Izquierdo con su tercer largometraje, Panamá, que se inspira en una historia real pero llega a un relato de ficción depurado de toda intención documental. Es una película de época y, a través de varios cuadros en blanco y negro, describe un encuentro entre dos antiguos amigos del colegio a lo largo de una noche. Con pocas locaciones: un cuarto, un cine, un restaurant, un bar y otro cuarto, el director trasmite la impresión de un exilio. El extrañamiento comienza en la conversación casi impuesta por uno de los personajes al otro, cuando lo descubre en una sala de cine viendo Zelig, de Woody Allen. El director de Un secreto en la caja revela, con varias de esas pistas, su intención de ocultamiento, lo que confiere un tono lúdico que aligera el peso de los diálogos y la evolución dramática del encuentro. 

Panamá, Javier Izquierdo, Ecuador, 2019, 75 min.

Un halo de misterio rodea la conversación desde el inicio como en un noir, dedicado a ofrecer falsas señales para que el espectador se vea descubierto en su simpatía por uno de los personajes y lo tomen desprevenido las vueltas de tuerca que complejizan la trama. En Panamá, el peso lo tienen los diálogos, pero no las palabras que guían al público y le dan información. Lo más importante son los gestos que van mutando durante el acercamiento y el reconocimiento de estos dos amigos que se han distanciado después de diez años y ahora, en este contexto extrañado y extranjero, vuelven a encontrarse. Los gestos van develando secretos, intenciones escondidas y oscuridades más ambiguas que hacen que este viaje sea un exquisito estudio de los detalles y las causas. El filme es una reflexión sobre la existencia, la ideología, la amistad y los caminos de la vida.

Azules Turquesas, Mónica Mancero, Ecuador, 2019, 83 min.

Ambas películas representan caras distintas de una interpretación latinoamericana del mundo en el intento por entenderse desde una mirada particular y se integran con naturalidad en el fresco de las obras de origen diverso que componen la programación del FLACQ este año. 

 

Portada:La mala noche, Gabriela Calvache, Ecuador, México, 2018, 95 min

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