Por Billy Navarrete
Íbamos del aeropuerto al hotel y Joseph dijo, «aquí, todo sigue igual». Se repetía la escena del documental “Aquí soy José” (Fernando Mieles y Pepe Yépez) que cuenta su visita a la ciudad de su infancia en el 2002 como director invitado a la primera edición del EDOC.
Para Joseph Morder, en su reciente visita a Guayaquil, nada ha cambiado. Aunque los cines que visitó ahora sean parqueaderos o templos evangélicos y pesé a la regeneración urbana, la ciudad sigue siendo el lugar que habitó de niño. Hace poco me dijeron que los lugares cambian más rápido que las personas. ¿Qué veía él?
Siempre filmó todo, todo. Andaba con varias cámaras pequeñas de video y fotográfica registrando como un niño jugando solo. A veces lo pesqué murmurando al aparato.
Registró con tomas cortas una protesta frente a la Gobernación, el desfile estudiantil de la avenida 9 de Octubre, la fachada de la casa donde vivió de niño, el parqueadero donde quedaba el cine Eloy Alfaro, el mar, el legendario carro de Pepe, el malecón, el mar y a los Gato Tuerto. Se registró a si mismo en contra picado o selfiel a lo Morder. No descargaba las tarjetas de sus cámaras para volverlas a usar, las guardaba como si fueran carretes de fílmico.
Joseph, sigue siendo nuestro personaje del documental y lo seguimos filmando ahora en HD, quien sabe para qué. Al igual que él, somos felices filmando.
Su presencia en la ciudad convocó. Mientras caminábamos por la calle registrando la ciudad o en los foros en las universidades, la gente le habló de aquello lugares desaparecidos con la intensidad del recuerdo construido mutuamente, el encuentro entre gente amiga. Acercó a gente.
Los Gato Tuerto –equipo de realización de Aquí soy José- celebramos los 15 años de Joseph, asumiendo que él nunca se fue. Nos reunimos en casa de Marcela Doylet con torta, pitos y disfraces como en la fiestita del 2002. La pasamos en familia, celebrando que el equipo estaba completo con Joseph en la cabecera.
Morder habló de temblores y en la noche tembló. Habló de lluvia y anoche llovió.

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