Por Domenica Salvador
Luis Felipe Camacho es un soñador que retrata la realidad. Sus ojos se han convertido en el lente de su cámara y la cotidianidad es su escenario favorito. Camacho es un director graduado de la UDLA que con tan solo 24 años se abre camino en la senda del séptimo arte.
Desde que obtuvo su primera cámara a los 15 años, este cineasta quiteño no ha parado. Su primer trabajo fotográfico se llamó “Incongruencias”, y dio paso a sus primeros cortos universitarios como tareas. Ahora pisa fuerte en la escena con su cortometraje de tesis llamado Segundo.
Su obra participó en el Festival de Cine La Orquídea de Cuenca en 2018 y trascendió nuestras fronteras. El Chicago Latino Film Festival le abrió las puertas a Segundo y el filme también estuvo compitiendo en la sexta edición del Festival Latinoamericano de Cine de Quito (FLACQ). 
Cuando Felipe habla sobre arte y cine se le iluminan los ojos y dice: 
Al mencionar sus influencias, no puede evitar mencionar a la película Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001) porque, según afirma, es la que le introdujo en este mundo, cambió su perspectiva de todo y rompió sus esquemas de lo que es cine.  Ese pedazo de obra que movió su mundo con su última escena, le permitió comprender “que la narrativa no siempre te da todo comido, el espectador también tiene un rol en el cine”. Camacho entendió que ese era su estilo, era la respuesta.
¿Hacia dónde apunta Felipe? El joven cineasta tiene objetivos muy realistas. Por ahora son cortometrajes, pero sus deseos lo proyectan a realizar largometrajes. Quiere ser reconocido por la calidad de sus trabajos, por tener buenas historias que contar, historias reales que enfrenten al espectador consigo mismo. Su meta es lograr que la audiencia pase por emociones no convencionales e inesperadas: que se enoje, que sienta algo, que no salga indiferente de la sala de cine. Más temprano que tarde sabremos más de él.

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