Como parte del cine-club FIDELIO y su afán de crear diálogos sobre el cine, ahora incorporamos el BLOG de FIDELIO donde cada proyección se publicará un texto sobre la película mostrada. El espacio está abierto principalmente para estudiantes de cine de cualquier universidad pero también para cualquier cinéfilo que desee escribir y aportar. LARGA VIDA AL CINE Y A FIDELIO Y A LOS ESPACIOS DE MUESTRAS Y DIÁLOGOS!
Por Joe Houlberg, FIDELIO
Vivimos en un mundo sin sentido, pero pocas veces nos cuestionamos esto. Simplemente lo aceptamos y continuamos con nuestras vidas. No hay mucho que podamos hacer, debemos generar para poder consumir para poder sobrevivir para poder seguir dormidos y de repente estamos despiertos de nuevo y no queda de otra. Son pequeñas las cosas que nos emocionan y de alguna manera llenan ese hueco de insatisfacción, y al final de cuentas todo se resume en una búsqueda nostálgica insatisfactoria. De repente nos damos cuenta que vivimos un guion escrito y obligado, una narrativa sobreimpuesta desde que abandonamos el útero. Entonces el cine aparece e inventa esas historias que nos emocionan y nos sacan de esta realidad irreal. ¿Pero de qué sirve el cine entonces? ¿Acaso es solo un escape, así como las drogas? ¿Para qué? De repente, después de un tiempo, el cine se convierte en un poco de lo mismo, en un consumo más. Como cineasta me empiezo a preguntar que chuchas estoy haciendo y para que carajos sirve esta guevada a la que le dedico mi vida y mi tiempo que es tan corto, efímero e insignificante. COMO DATO: estoy sentado, tomando el vino que me dejó en agradecimiento el huésped de airbnb, con mi perra NOIA que es un cuasi husky adoptado cerca de la Puma de Tumbaco y es lo único que me emociona ahorita, escuchando “the man who sold the world”, pero la versión de Bowie que es la verdadera y mucho mejor que la de NIRVANA. He visto tantas películas, leído tanto sobre cine, estudiado hasta lo que llaman cuarto nivel, navegado en el mundo absurdo de la pose cineastica, y siento que pierdo las esperanzas………………………… viene el “tragaluz del infinito” y se manifiesta con una película, que como pocas, me cambia la vida y me da “esperanzas”, no sé para qué. La Noia está soñando seguramente algo más emocionante, algo así como corriendo atrás de otro perro que tiene un olor nuevo…. Jajjaja. Hace algunos años veo esta película titulada “Songs from the second floor” de Roy Andersson y como dicen: me voló la teja. Me vuelvo a dar cuenta que el cine puede trascender y que no se trata de entretener, sino que puede ser un espejo y una escuela y un maestro y un medio que no es medio sino que es total, redondo, completo, y de esa película les voy a hablar y esa es la que programamos para esta nueva edición del cineclub FIDELIO.
Roy Andersson hizo su primera película, A Swedish love Story (1970), cuando tenía apenas 26 años de edad en el país de uno de los más grandes, Ingman Bergman… y la rompió, pero aquí no vamos a hablar de esa película. Tuvieron que pasar treinta años para que haga su segunda película, de la que estamos empezando a hablar, Songs From the Second Floor (2000). ¡Qué arrecho el man! No le importó nada, no sintió la presión del medio ni de la sociedad, se tomó el tiempo necesario para hacer su segunda película, de la forma que quería, porque no la iba a hacer así nomás. Le tomó tanto tiempo porque esta película que quería hacer necesitaba de muchos recursos y tiempo para ser lo que tenía que ser. Entonces qué hizo, que mucho hemos hecho, se dedicó a hacer comerciales… pero no comerciales así no más. NOTA 2: Entren a youtube y vean sus comerciales, van a ver algo distinto. Con los comerciales hizo plata para armar su estudio, el Studio 24, y además aprovechó para desarrollar su técnica y su forma, su lenguaje cinematográfico. Termina el corte de su nueva película, treinta años después, a pocos días de su estreno en el festival de Cannes del año 2000. El nuevo milenio empieza con Songs, que es innovadora en todo sentido, que cambia la forma de hacer cine y gana el premio del jurado. En los que se podrían llamar los “Oscar suecos” del Instituto de Cine Sueco, Guldbagge, arrasa con los premios, por encima de Faitheless escrita por el mismísimo Bergman y dirigida por la mismísima Liv Ullmann. NOTA 3: por si no hicieron las matemáticas, para este entonces Andersson ya cumplió 57 años de edad. Songs se empezó a rodar en el año 96, un año después del libro escrito por el mismo Roy Andersson titulado Our time´s fear seriousness (1995) donde escribe: “la estética y narrativa que, sin excepción caracteriza el cine y la televisión hoy en día, raramente muestran signos de pensamiento claro y profundo. Este estilo está por encima del lenguaje fílmico de soluciones improvisadas, muestra falta de tiempo, pereza, incompetencia y avaricia, y tiene mucho parecido a como es nuestra sociedad moderna, de hecho, el mundo entero, está siendo analizado y gobernado.”
Songs está compuesta de 46 viñetas de planos fijos abiertos (con excepción de un ligero dolly en una de estas), compuestos en estudio su mayoría, con gran profundidad de campo, utilizando trucos de cine clásico como el trope l’oeil, que podrían funcionar en sí mismos como mini filmes, con personajes que a veces se repiten y otros que son nuevos cada vez. NOTA 4: Estos planos abiertos con muchos personajes y profundidades son inspiración directa del pintor holandés Pieter Brugel, que pintaba historias de la condición humana desde visiones muy panorámicas, donde rara vez existen personajes principales, más bien varias situaciones de muchos grupos de personas. Se la podría definir, a Songs, como una tragicomedia, que habla de la culpa existencial, relaciones rotas y el fracaso de instituciones sociales hacia los mismos humanos. Para Andersson sus personajes representan varios aspectos de arquetipos del hombre moderno. Juega mucho con la repetición y sus siguientes dos películas que tomaron siete años entre sí para estrenarse, son una simple continuación de su trilogía humanista. El título, Songs from the second floor, hace referencia a sus reflexiones desde su oficina que es en el segundo piso de su estudio (Studio 24). Su cine ha sido relacionado o encasillado en lo que hoy en día se le dice “slow cinema” o cine lento, con directores como Lisandro Alonso y Pedro Costa, que son una contracorriente del cine actual. Songs, y su trilogía, hablan de lo TRIVAL de la existencia, del día a día. Para Andersson, las cosas más importantes son las trivales, y ellas son las que nos definen como humanos. Son tan importantes que para poner un ejemplo de Songs, él decidió construir en su totalidad una estación de tren para filmar la escena en la que a un personaje se le queda remordido el dedo en una puerta, mostrando lo absurdo de la situación y lo indiferente que los presentes son ante lo que ocurre en sus narices. Songs no tiene protagonistas ni antagonistas, no hay un conflicto principal, no hay un desarrollo ni puntos de giro… lo que busca es capturar la esencia de las experiencias mundanas, como una pintura o un poema, pero con imágenes en movimiento. Juntas las imágenes son el testimonio de la existencia y el sistema humano actual. Y nosotros somos simplemente unos observadores pasivos de nosotros mismos personificados en sus personajes.
Cada una de estas viñetas o planos de Songs, le toma Roy Andersson y la gente que trabaja con él en el Studio 24 varios meses, y es que realmente, como lo dice el título de este texto y como lo dice Andersson, se trabaja en LA IMAGEN COMPLEJA. Todos son planos abiertos porque él piensa que “cuando más cerca estás a una persona, más lejos estás de la verdad. Un cuarto dice la verdad, pero las personas dentro de este pueden mentir… la composición de estos planos obliga al observador a indagar en la imagen y buscar lo que es más importante.” Estas viñetas pueden durar varios minutos hasta cortar a la siguiente, pero dentro de las mismas ocurren muchas cosas a través del espacio y el tiempo. A diferencia de lo que el teórico del montaje ruso Eisenstein creía sobre el poder que las yuxtaposiciones de varios planos pueden lograr reforzando las escenas y lo que estas cuentan, en Songs y el cine de Andersson nos inclinamos más a lo que decía Bazin sobre el poder de la yuxtaposición dentro del plano mismo. El tiempo dentro del plano permite una yuxtaposición de acciones más efectiva, ayuda al mensaje y al tono absurdo cómico, todo se vuelve más espontaneo. Al estar consumidos en el ritmo de los mismos personajes y tener el tiempo de contemplar, nos permite abstraer la información importante y se nos obliga a compartir con ellos e involucrarnos más. La iluminación es fundamental. La forma es tal que no existan sombras, para que “nada ni nadie se pueda esconder en ellas” como lo dice Andersson mismo. Además, es una necesidad para que los efectos especiales no puedan ser detectados. Los personajes en la gran mayoría son actores naturales como se dice hoy en día. Para él lo importante es encontrar personajes con presencia, que sean auténticos en sus movimientos y forma de hablar, que sean interesantes de ver. El lenguaje corporal muchas veces es más importante que las palabras. Puede pasar en muchas de sus escenas que el personaje que está escuchando es más interesante e importante que el que habla. Los movimientos de las cosas y personajes son lentos y esto porque, bajando el tono y el ritmo a las cosas, hace que el significado de pequeños gestos se agrande.
La repetición, de muchas formas, es una de las características más importantes en el estilo de Andersson. Primero encontramos esto en las frases que dicen los personajes en la película. Este es un elemento que convierte a estos textos no solo en un leitmotiv, pero también las mismas toman distintos significados y por consecuencia ganan fuerza a medida que la película avanza. Una de las cosas que se repite en Songs es la mirada de Pelle (uno de los personajes que más aparecen) a cámara, mostrándonos su frustración y culpa constante, pero al romper la cuarta pared también involucrándonos de una forma más directa y haciendo que nos reconozcamos en él y darnos cuenta que estamos en las mismas, pero en nuestras propias vidas. “Una buena película es inherentemente política pero no didáctica, puede ser inspirada en grandes pensadores, pero resuena con personas de todas las clases y niveles de educación, las imágenes son complejas pero las ideas son simples y universales, trágico y cómico y sobretodo tienen una factura artística elevada, pero es para todos…”
Una de las influencias principales para Songs son los poemas del poeta peruano Cesar Vallejo, que en su obra hablaba mucho de los tiempos violentos en los que vivió y lo absurdo del sufrimiento humano. Incluso en una de las escenas de la película Stefan le lee a su hermano Tomas algunas líneas del poema TRASPIÉ ENTRE DOS ESTRELLAS, mientras Kalle, el padre, mira por la ventana quejándose que Tomas, que está en este manicomio, se volvió loco por escribir tanta poesía.
No quiero alargarme más ni hablar más sobre detalles de la película, creo que es mejor verla y vivirla… mejor les dejo el poema de Vallejo:
TRASPIÉ ENTRE DOS ESTRELLAS
¡Hay gentes tan desgraciadas que ni siquiera
tienen cuerpo; cuantitativo el pelo,
baja, en pulgadas, la genial pesadumbre;
el modo, arriba;
no me busques, la muela del olvido,
parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, oír
claros azotes en sus paladares!
Vanse de su piel, rascándose el sarcófago en que nacen
y suben por su muerte de hora en hora
y caen, a lo largo de su alfabeto gélido, hasta el suelo.
¡Ay de tanto! ¡ay de tan poco! ¡ay de ellas!
¡Ay en mi cuarto, oyéndolas con lentes!
¡Ay en mi tórax, cuando compran trajes!
¡Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada!
¡Amadas sean las orejas sánchez,
amadas las personas que se sientan,
amado el desconocido y su señora,
el prójimo con mangas, cuello y ojos!
¡Amado sea aquel que tiene chinches,
el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge b un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!
¡Amado sea
el que tiene hambre o sed, pero no tiene
hambre con qué saciar toda su sed,
ni sed con qué saciar todas sus hambres!
¡Amado sea el que trabaja al día, al mes, a la hora, …
el que suda de pena o de vergüenza,
aquel que va, por orden de sus manos, al cinema,
el que paga con lo que le falta,
el que duerme de espaldas,
el que ya no recuerda su niñez;
amado sea el calvo sin sombrero,
el justo sin espinas,
el ladrón sin rosas, rosas,
el que lleva reloj y ha visto a Dios,
el que tiene un honor y no fallece!
¡Amado sea el niño, que cae y aún llora
y el hombre que ha caído y ya no llora!