Diciembre 2020. Año 0. Inicio de la pandemia. El mundo del cine se detiene y los festivales deben postergarse para una fecha desconocida. Nadie tiene certeza de llegar al 2021. Sin embargo, en este panorama, Eurocine, el más importante festival europeo en Ecuador, cruza la línea, desafía la pandemia, apuesta por lo humano y sigue con rigurosidad los aforos y medidas de bioseguridad exigidos. Eran los primeros meses de reapertura de las salas de cine y las salas tenían autorizado solo el 30% de su capacidad. Recuerdo como en una sala con capacidad para 300 butacas, solo pudimos acceder 100, en nombre de las “dichosas” medidas de bioseguridad.
Inauguramos en ese extraño 2020, la 17va edición de Eurocine, con la película francesa Gagarin de Fanny Liatard y Jérémy Trouilh. La soledad, la distancia obligada, la mascarilla que no daba respiro, el miedo, nos acompañaron, pero fue más potente la necesidad del reencuentro. Mientras muchos festivales perdían su fiesta y se mudaban a la pequeñez de la pantalla de una computadora, de un celular, nosotros fuimos pocos, pero fuimos una gran minoría que disfruto de la historia de Gagarin en un suburbio francés de fantasía.
Septiembre 2021. Año 1 de la pandemia. Llegan finalmente las vacunas a Ecuador y el mundo lo celebra. Vuelve poco a poco a la normalidad, una extraña y supuesta nueva normalidad. Increíblemente es el año donde se produce más cine, pues el consumo cultural crece exponencialmente a la par que el crecimiento en el mercado de las plataformas de streaming por el encierro. Las salas de cine resisten y los festivales de Venecia, Cannes, San Sebastián, tienen prohibidos los besos en la alfombra roja, pero celebran sus fiestas, aunque de manera contenida.
Eurocine abre su 18va edición una vez más de manera presencial, con la película danesa, Drunk, del director Thomas Vinterberg. Ya no éramos tan pocos, ya pudimos llenar la sala para 180 personas. Embajadores, agregados culturales, representantes de institutos culturales, amigos, público en general, retornan a las salas de cine y celebran el Eurocine, celebramos la vida. En el fondo, la película de Thomas Vinterberg nos hizo sentir vivos y nos puso a pensar las distintas maneras que uno elige para alcanzar la falsa o verdadera felicidad.
Septiembre 2022. Año 2 post pandémico. A punto de inaugurar la 19na edición de Eurocine, pienso si esta vez podremos ser un festival como en los “buenos tiempos”. Me respondo que sí, que ojalá no vuelva el miedo, porque el banquete cinematográfico que hemos preparado para ustedes, merece ser visto. Banquete construido a varias manos, varios gustos, varios sabores, y que apuesta por la primacía del cine en pantalla grande, a pesar de los continuos cambios que minuto a minuto se producen en la industria cinematográfica del mundo.
Italia abre esta edición con la película ‘A Chiara’ de Jonas Carpignano, una mezcla de ficción y documental, un reparto de actores no profesionales y familia en la vida real, acompañados por una extraordinaria banda sonora basada en la música urbana italiana. A Chiara es solo una de las 51 películas y 11 cortometrajes que tenemos en esta edición, un verdadero bocadillo cinematográfico.
Que el cine siga vivo en las salas de cine es lo que todos queremos. Que nuestra voluntad de mantenerlo vivo, nos de la fuerza necesaria para continuar manteniéndolo.
Larga y ‘dolce vita’ a las salas de cine.
Que el cine en Europa y en todos las geografías no se detengan nunca
Cariños,
Mariana Andrade
DIRECTORA
OCHOYMEDIO

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