Por Rafael Barriga
Seis películas de Demy, una de su viuda, Agnès Varda, llegan a Ochoymedio.
Introducción
“Con el cine de Jacques Demy –escribió Jean-Luc Godard– ocurre como con Italia: cuando se ha ido una vez siempre se sienten deseos de volver”. En eso pensó también Agnès Varda, su viuda, cuando fue convocada para curar la muestra retrospectiva del director de la Nouvelle Vague, que este mes llega a Ecuador. Varda hizo, a modo de homenaje en 1991, una cinta sobre la infancia de su marido, cinta que también se incluye en la muestra. Varda escribió estas notas el 15 de febrero de 2007:
“Gracias a este ciclo que hará viajar por el mundo cinco películas de Jacques Demy, un hombre de Singapur perderá en el casino pensando en la Jeanne Moreau deLa bahía de los ángeles; dos señoritas de Samarcanda se identificarán con Catherine Deneuve y Françoise Dorléac; un barman de Reykiavik creará un cóctel llamado Lola; una muchacha de Acapulco preparará un pastel de amor en el que, según la receta de Piel deasno, introducirá su anillo; un mecánico de Dakar, enamorado de una vendedora de paraguas le cantará Los paraguas de Cherburgo, y un niño de Phnom Penh sentirá despertarse en él una vocación de cineasta mirando Jacquot de Nantes. Sí, porque en medio de esta colección viajera de las hermosas películas de Demy, se deslizará mi filme sobre la infancia de Jacques. En él aparecen las fuentes de su imaginación, de sus emociones, su descubrimiento del color, de las músicas que le inspiraron películas cantadas y de gran colorido. Es para mí un inmenso placer pensar que las películas de Jacques Demy van a hacer las delicias de espectadores lejanos que se convertirán con toda naturalidad en cinéfilos.”
Las películas
Lola: “Me gustaba mucho la idea de hacer algo sobre la fidelidad: la fidelidad a un recuerdo, y entreverar allí mis remembranzas de Nantes”, dijo Jacques Demy de su primer largometraje. En él Lola, una bailarina de cabaret, educa sola a su hijo. Michel, su ex amante y padre del niño, se marchó siete años atrás, pero Lola lo espera, cantando, bailando y amando a los marinos de paso. Roland, un amigo de su infancia con quien se reencuentra por casualidad, se enamora perdidamente de ella. Pero Lola seguirá esperando a Michel. Rodado en la ciudad natal del realizador, Nantes, el filme fue definido en el momento de su estreno como un “musical sin música”. En plena explosión de la Nouvelle vague, Lola marcaba distancias con el cine de sus jóvenes coterráneos y preparaba el terreno para una filmografía ciertamente personal.
La bahía de los ángeles: Jean, un joven algo ingenuo, llega a Niza y descubre a la vez el juego y a Jackie: entre ellos surgirá rápidamente la pasión y la fascinación. Para el novato Jean se trata de su educación sentimental, pero para Jackie quizás se trate simplemente de otro juego. El desencanto y el pesimismo que suele acompañar a las mejores obras románticas vuelve a hacerse presente en la segunda película de Demy, crónica detallada de la decadencia amorosa de una pareja, en donde una extraordinaria Jeanne Moureau da vida a Jackie, una mujer consumida por la obsesión del juego. “Quise desmontar y mostrar el mecanismo de una pasión. Lo mismo habría podido tratarse, por ejemplo, del alcohol o de la droga y no del juego” (Jacques Demy).
Los paraguas de Cherburgo: Geneviève, una joven que trabaja en la tienda de paraguas de su madre en la ciudad de Cherbourg, está enamorada de Guy, un joven mecánico de un garaje. La pareja planea casarse a pesar de la oposición de la madre, quien considera a Geneviève demasiado joven y a Guy demasiado pobre. Para pagar una deuda, la dueña del local se ve obligada a venderle un collar a un rico joyero, el cual se enamora de Geneviève a primera vista. Pero la joven sólo piensa en Guy, quien súbitamente le anuncia que debe abandonar el pueblo durante dos años para hacer su servicio militar en Argelia. Quizás el filme más innovador en la filmografía de Demy, Los paraguas de Cherburgoes una obra cuyos diálogos, como en la ópera, están íntegramente cantados. Indudablemente uno de los musicales más tristes y fatalistas de la historia del cine, su realizador declaró que se trata de “una película contra la guerra, contra la ausencia, contra todo aquello que odiamos y que destruye la felicidad.”
Las señoritas de Rochefort: Las señoritas de Rochefort son Delphine y Solange, dos bellísimas hermanas mellizas de 25 años. Delphine, la rubia, da clases de baile y Solange, la pelirroja, clases de solfeo. Las hermanas viven inmersas en la música como otros viven en la luna y sueñan con encontrar el gran amor a la vuelta de la esquina. Unos feriantes llegan a la ciudad, frecuentando el bar de la madre de las mellizas. La ciudad prepara una gran feria y un marino soñador anda en busca de su ideal femenino. Aunque de tono y concepción definitivamente galos, Las señoritas de Rochefortconstituye un sincero homenaje al musical de Hollywood, hasta el extremo de tener a Gene Kelly como una de sus figuras centrales. “Quería hacer una película que despertara un sentimiento de felicidad, lograr que después de la proyección el espectador saliera menos triste que cuando entró en la sala” (Jacques Demy).
Piel de asno: Una princesa, aconsejada por su hada madrina, rechaza el amor de su padre huyendo oculta bajo una piel de asno, de la que se despoja algunas veces cuando se encuentra sola en su cabaña. Un príncipe la descubre y se enamora de ella. El famoso cuento de Charles Perrault fue adaptado por Jacques Demy “partiendo desde lo que pasó por mis ojos de niño cuando tenía siete u ocho años”. “La época de las hadas y del cine mágico está de regreso. La película de Jacques Demy nos transporta, siguiendo los pasos de Perrault, a ese mundo de nuestra infancia en donde lo maravilloso constituía el nutriente de nuestros mejores momentos. El embrujo opera desde las primeras imágenes” (René Chazal en France-Soir, diciembre de 1970).
Jacquot de Nantes(de Agnès Varda): Los créditos iniciales de Jacquot de Nantesanuncian que esta es una dramatización de la infancia y la adolescencia del autor francés Jacques Demy. “Une évocation écrite et réalisée par Agnès Varda” o en otras palabras un trabajo de evocación, filmado y escrito por la esposa del sujeto del filme, y ella misma una extraordinaria y exitosa realizadora cinematográfica, la reputada “abuela de la nueva ola francesa”. Filmada justo antes de la muerte de Demy en 1990 (falleció cuando la cinta estaba en proceso de post-producción), este es un tributo cuidadosamente observado. No es tanto un registro y un recuento de un momento en particular de la vida de Demy, sino sobretodo una reflexión poética sobre el amor y el recuerdo. Empezando con el poema de Baudelaire “El balcón”, que ella lee cuando la memoria arranca, Varda utiliza viejas armas del afecto y la emoción para capturar el espíritu esencial del mundo de Jacques Demy.
Nota final
“Aquellos que conocieron a Jacques Demy recuerdan su afabilidad y su tranquilidad. Pero detrás de las apariencias pronto se sentía la obsesión inquieta, casi la idea fija. Agnès Varda ha contado formidablemente, como en un cuento, el nacimiento de una idea obstinada del cine, inscrita desde la infancia. La fuerza de carácter de Demy le permitió permanecer fiel a ese pacto secreto que firmó consigo mismo. ¿Cuál era el pacto? Que si el cine es una forma encantada, colorida y cadenciosa, las historias que narra puedan llegar hasta lo más negro, lo más profundo de los seres, para que entreguen las más íntimas pasiones”. (Serge Toubiana, Director de la Cinemateca Francesa).

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