La Mala Noche es una película que analiza la situación de las mujeres que son víctimas de las redes de prostitución. Su directora, Gabriela Calvache, nos comenta cómo eligió la temática de la cinta y creó su guion.
Por: Kevin Hidalgo y Juan José Orellana
Gabriela Calvache (1977), ambateña de nacimiento, parece estar destinada a generar un gran impacto en el cine. Su cortometraje En Espera, fue galardonado en varios festivales  internacionales como el Festival de Cine de Berlín (2015) y el Kawasaki City Museum de Japón (2012). De hecho el corto es el más laureado en la historia del Ecuador. Ahora presenta su primer largo de ficción, La Mala Noche, que cuenta la historia de una mujer absorbida por la trata de personas y que tendrá que tomar una riesgosa decisión para ser libre.
Calvache se sumergió en el mundo de la trata de personas tras realizar una investigación de seis años. Durante el proceso se cuestionó lo que implica ser mujer, al encontrar varios casos de trata y prostitución en Ecuador, Colombia y España. Así que, si es de generar ruido, queda claro que el filme está encaminado a impactar en todo el mundo. Para esto se presentará en festivales como el South by Southwest, en Estados Unidos, y el de Guadalajara, en México.
La película fue grabada en su mayoría en Quito, pero un pequeño porcentaje fue rodado en Chamanga, Esmeraldas, zona golpeada por el terremoto del 2016. Incluso, se usaron escenarios reales como se los encontró luego del sismo.
 P: ¿Cómo construiste los personajes principales de la película?
R: El personaje principal fue el resultado de muchas historias que me contaron.  Incluso hay otras figuras femeninas que no tienen diálogos pero están construidas en base a situaciones que las mujeres me relataron. Dana, el personaje principal, es bastante apegada a lo que yo fui persiguiendo de la realidad, no solo con lo que te dicen con la palabra, sino con el lenguaje corporal. Yo fui percibiendo cómo hablan, cómo se mueven, qué miedos tienen y sus anhelos. Llegó a un punto en que Dana llegó a ser una persona de verdad, yo cohabité con este personaje durante siete años, la soñaba, era como una presencia.
P: ¿Antes de hacer la película sabías la magnitud detrás de las redes de prostitución?
R: No tenía ninguna noción y eso fue una de las cosas que más me impactó. 
De hecho nos permea socialmente de unas maneras que no nos podemos imaginar. Tú ves en las calles a una persona o un niño pidiendo caridad y puede ser trata. Incluso una empleada doméstica puede ser víctima de esta situación.  Vivimos en una sociedad que naturalmente aprendió a normalizar la violencia. 
Se supone que una persona que ha tenido la posibilidad de estudiar y de formarse debería tener una información mayor, pero me encontré con que somos bastante ignorantes en relación a la trata de personas. 
P: ¿Por qué buscaste a actores internacionales para los roles protagónicos? Dana está interpretada por Noëlle Schonwald… 
R: Dana, la protagonista, es colombiana porque en el momento que investigué la mayoría de mujeres en esta situación eran colombianas. Y eso tiene que ver con un país que ha pasado 50 años de inestabilidad civil, que expulsa a mujeres todo el tiempo del campo a las ciudades o a otros países. Una de las razones que vulnera al ser humano es la guerra o la situación política difícil.  Hoy por hoy son las venezolanas las que están en este problema. Y los otros actores principales también son extranjeros porque buscaba que sea una película que entre en otros mercados. Esto fue un reto porque no se podía ensayar físicamente pero les envié mucho material para que construyan sus personajes en base al contexto, no al guion. 
P: Dada la investigación que hiciste, ¿consideras que tu película es una denuncia?
R: Mi película no se basa en primera instancia en hacer una denuncia, porque no conlleva los datos ni las situaciones completas como para hacer una. 
Me interesó más que explicar, sentir; entonces la película es muy sensorial porque a priori no te cuenta la historia de cómo llegó a la prostitución, sino que es alguien que ya está en esta situación y que aprendió a vivir de esta manera. En cierto sentido es una heroína para mí, yo me quería poner en sus zapatos, humanizarla y no victimizarla.
Yo  me centré  en contar una historia de una mujer aparentemente libre y que, sin embargo, no lo es. Puedo denunciar a través de la vida de la protagonista, lo cual puede abrir otras puertas.
P: Hay desnudos en la película. ¿Que deseas mostrar a través de esas escenas que alguien podría considerar explícitas?
 R: Es una película muy estilizada, pero no quería que luciera bonita, porque esto me molesta mucho en el cine. Hay desnudos totales, pero a mi juicio no son burdos. Estos pueden incomodar pero también pueden resultar interesantes o reveladores al descubrir los cuerpos de los hombres y las mujeres y  las relaciones que se forman.  Yo he notado que, en un principio, las personas pueden estar incómodas en ciertas escenas, pero cuando llegan al final, señores de 70 u 80 años me dicen “esto lo tienen que ver todos los jóvenes”.
P: ¿Cuándo se estrenará en Ecuador y qué proyectos tienes para este año?
R: En Ecuador se estrena el segundo semestre del año, después de julio. Y ahí es cuando necesitamos el apoyo del público.  Ahora estoy produciendo un documental que se llama Hijos de la Luz, que es de la directora Isadora Romero. Estamos en etapa de desarrollo y culminará en los próximos años. 
También ayudó a finalizar un cortometraje y estoy en busca de la nueva temática de mi próximo guion. Estaré produciendo tres o cuatro películas, mientras descubro a donde ir como directora.

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