Terminada la semana santa aventuramos una breve reflexión sobre la polémica causada por la muestra «El evangelio retorcido» que generó cientos de comentarios en nuestra página de Face Book (Ochoymedio Ecuador) y en nuestra cuenta Twitter (@8medio).
Si bien estos espacios existen para acoger libremente las opiniones de quien quiera expresarse, pudimos constatar un punto muerto en la discusión, especialmente cuando en nombre de la fe (o en contra de ella) se defienden posiciones ‘a ultranza’. La gestión ideal de un equipo de programación consigue generar discusión, abrir percepciones, mover posiciones. Lamentablemente, muchas de las críticas negativas se hicieron de una manera muy general, lo que nos lleva a pensar que la gran mayoría de quienes las emitieron, no hablaban de las películas en sí, si no desde un rechazo a lo que consideran un ataque a su credo. Si las hubieran visto, es posible que la discusión haya alcanzado un nivel más provechoso.
La muestra «El evangelio retorcido» (originalmente titulada «Curas HDPS») fue una iniciativa de nuestros clientes y seguidores, y expresa su necesidad de que ciertos abusos (como la pedofilia, xenofobia, el lucro através de la fe, el lavado de conciencias, entre otros) cometidos en nombre de la iglesia -y de dios- se pongan sobre el tapete. No es coincidencia que hayamos programado la muestra en semana santa, y ciertamente la selección de películas manifiesta abiertamente una actitud crítica con esas prácticas. El cine, como todo lo humano, es parcial, incompleto, sesgado… Los espectadores son quienes juzgan al final si estas críticas son convincentes, éticas o informadas. En Ochoymedio defendemos el derecho que tiene el público de mirar, pensar, decidir, y nuestro derecho a programar lo que consideramos son producciones destacadas.
Obviamente la iglesia, la fe y su práctica, es más de lo que lo que dicen los filmes escogidos. Cómo olvidar el maravilloso documental «El gran silencio» (Phillip Groning, 2005) o «Romero» (John Duigan, 1989) -y otras que hemos programado-, que nos hablan justamente del evangelio ‘en su mejor luz’.
La publicación en nuestra página de FB de la obra «La última cena» del fotógrafo argentino Lachapelle apunta (como lo han notado varios ‘posteos’) a aterrizar el mito de la eucaristía en lo cotidiano de manera que vuelva -quizás- a generar sentidos entre quienes desconocen el mito cristiano y entre quienes nos hemos apartado de él. Algo parecido opera «El evangelio según San Mateo» (Pasolini, 1964) película admirable que también hemos programado.
Por pedido de muchos católicos que se sintieron ofendidos con ciertos términos utilizados en la descripción de la muestra, los retiramos. Durante estos agitados días recibimos también pedidos -y amenazas- de retirar las películas de cartelera. Esto es para nosotros inaceptable por obvias razones, muchas de ellas expresadas también por nuestro público en la guerra de comentarios. No es la primera vez que nuestra programación sufre ataques de quienes prefieren no hablar de ciertas cosas o confunden la libre difusión de ideas con el odio o la falta de respeto.
Terminó la semana santa (y se vaciaron las ollas de fanesca) y los comentarios en nuestro muro apenas pasan ahora de un ‘me gusta’. La vida -y el cine- siguen. Hasta la próxima.
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