Por Rafael Barriga
El periódico de Ochoymedio cumplió cien números de interrumpida circulación. Aquí va un agradecimiento a quienes lo hicieron posible, y una especie de declaración de principios.
Para empezar por el final, el periódico que usted tiene en sus manos constituye la edición número cien de Ochoymedio. Durante cien números, ininterrumpidamente, este periódico ha circulado –y lo seguirá haciendo– en las ciudades del Ecuador que cuentan con salas programadas por Ochoymedio: quito, Guayaquil y Manta. Se trata, pues, de la única publicación cinematográfica periódica de frecuencia cierta que existe en el Ecuador. Es verdad: otros esfuerzos de revistas, periódicos o material de lectura impreso sobre la materia del cine han visto, casi siempre, pronta desaparición o, en el mejor de los casos, una frecuencia que depende siempre de los ánimos y los presupuestos de quienes las generan.
El caso de este periódico es diferente. No ha habido ni un solo mes, desde la fundación de Ochoymedio, el 14 de septiembre de 2001, que esta publicación no haya circulado puntualmente. Es, creemos nosotros, esa constancia, la que hoy celebramos en este breve y modesto artículo. No haremos más conmemoración que este artículo, dado que en estas páginas preferimos topar los urgentes y cruciales temas que hacen nuestro mundo, y porque ahora mismo empezamos a trabajar en un libro, de gruesas páginas, con los mejores momentos de esta publicación –y con otros, nuevos momentos–, que nos proponemos publicarlo a finales del año 2010.
Lo que empezó, allá en 2001, como un boletín informativo de la programación de las salas Ochoymedio del barrio de La Floresta en quito, ha ido paulatinamente mutando, progresando en su concepto editorial, incorporando y desechando ideas y estrategias. Es posible que hoy –todavía a medio camino de lo que podemos ser– seamos un mecanismo adecuado de reflexión (y no solo información) de lo que presentamos en nuestras salas de cine. Ochoymedio, como organización exhibidora (y ocasionalmente distribuidora, productora y editora de productos editoriales y audiovisuales) ha crecido. Su radio de acción ya no es la sola sala de La Floresta, sino que ha avanzado hacia otros puertos. Lo mismo ha sucedido con este órgano periódico. Con un tiraje que oscila –según la temporada del año y según el organigrama presupuestario– entre 10 y 15 mil ejemplares cada mes, este periódico es leído por –según cálculos técnicos– entre 40 y 60 mil personas en cada edición.
El periódico de Ochoymedio pretende, en cada artículo, en cada reseña o crítica, en cada entrevista, contribuir con algo de reflexión al hecho cinematográfico que se genera desde las salas de cine. No es interesante para quienes lo hacemos la mera promoción de los eventos. Para ello haría falta solo usar los muchos dólares que invertimos en este periódico en publicar anuncios en los medios de comunicación masiva. Es el volumen crítico el que nos interesa. una columna vertebral de escritores de alta calidad hace posible este espesor opinante. Esta columna vertebral está conformada por el poeta cuencano Galo Alfredo Torres, el crítico quiteño Christian León, y el académico quiteño radicado desde hace varios años en París, Alexis Moreano Banda. Otros nuevos y viejos escritores y críticos secundan la labor. Todos ellos se merecen nuestro agradecimiento.
La publicación de este periódico no ha estado exenta de malentendidos, sobre todo por cineastas, distribuidores y productores. Algunos de ellos no han alcanzado a entender que la crítica es crucial para el desarrollo de la posiblemente germinante –aunque todavía insípida– industria ecuatoriana del audiovisual. Son inolvidables para el editor de este periódico, las presiones de una productora local que, a toda costa, quería que su película estuviese en la portada de este periódico; o la declaración de un distribuidor que nos escribía que su película pudiera haber tenido más público si el artículo que se publicaba aquí hubiera sido más grande; o la rabia de la productora de una poco agraciada y seudo-glamorosa película del puerto que se negó –con todo derecho, vale decir– a exhibir su película en las salas de Ochoymedio por los desfavorables comentarios que recibió el filme en estas páginas. Lo más duro de estos cien números, y de los ocho años de Ochoymedio ha sido diferenciar la programación en salas de la crítica especializada. Hay todavía enorme miedo a la crítica por parte de realizadores y gente de cine. Miedo que, creemos nosotros, se debe a la inseguridad e inmadurez propia de una industria aparentemente naciente.
Tratamos, quienes hacemos este periódico, de cuidar cada edición al máximo. queremos que las fotos que publicamos sean interesantes y estén al nivel de los textos publicados. queremos que el diseño de nuestro periódico sea legible, simple y dinámico. Dos extraordinarios profesionales lo han generado: Diego Corrales, conceptualizador del diseño gráfico de este periódico, y Juan Lorenzo Barragán, que además de ser el diagramador –junto con la gente de su estudio “Azuca” – es también imprescindible miembro de nuestro consejo editorial. Hemos querido que la impresión de este periódico sea excelente, y Oswaldo Ojeda, nuestro impresor desde hace muchos años, hace cada mes un trabajo personalizado y eficiente.
Un cambio extremo de este periódico no se vislumbra en el corto y mediano plazo. Durante la primera mitad del año 2010, la estrategia editorial de Ochoymedio continuará intacta. Más allá de ese futuro, esperamos poder seguir creciendo –a pesar de la tremenda crisis existente en este y muchos otros sectores–. Hay todavía mucho por aprender y, por ende, mucho por crecer. Creo, sin embargo, que cualquier crecimiento tendrá como base el volumen crítico, la capacidad de reflexión y el aporte teórico y académico que se pueda realizar. Continuaremos encontrando nuevos talentos de la crítica (en estos últimos meses hemos encontrado dos: Daniela Alcívar y José María Avilés) y continuaremos asignando temas espesos a nuestra “columna vertebral”. Y, como es costumbre en estos casos, el último agradecimiento debe ser a los miles de lectores de este periódico, que han agotado cada uno de los cien números, y que todos los meses nos hacen llegar muchos comentarios e ideas. uno de ellos dijo, hace poco, que el periódico Ochoymedio ya no debería ser gratis, y que debería tener un costo de suscripción o de venta. No se nos había ocurrido antes. Lo pensaremos de veras.

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