Por la señorita Kenton, la nueva ama de llaves*
1.
Leer es una virtud que cultivo en compañía de mis gatas Kalú y Rita. Las personas que leen, como dice Mario Mendoza no solo que multiplican su experiencia y se elevan sobre sus miserables y pequeñas vidas, sino que, además, aprenden a ver con claridad el horizonte y sus oportunidades.
Leer para saber, pero también leer para entender.
De urgencia, he tomado un avión a Quito, y detenida en medio del viento del verano, a bordo de un taxi de Tababela a La Floresta, me dispongo a investigar de qué mismo trata la Ley de Transformación Digital y Audiovisual recientemente aprobada.
Para empaparme de sus beneficios y su contenido, apenas llevo mis anteojos, buen entendimiento y me despojo de prejuicios, como buena inglesa educada en la libertad.
2.
Werner Herzog, el gran director alemán, estuvo varios años en la selva amazónica para filmar Fitzcarraldo, esa odisea fílmica en plena Amazonía que pretendía subir un barco por una montaña. En ese tiempo, Herzog escribió un diario del rodaje, un texto intenso, un delirio en plena selva que lo llamó “La conquista de lo inútil”. Siempre vuelvo a este diario, cuando trato de entender si las cosas y las batallas que libramos tienen algún sentido.
3.
El miércoles 5 de julio, el presidente Guillermo Lasso visitó el Ochoymedio, el cine de La Floresta para firmar los Decretos Ejecutivos N.° 812 y 813, sobre la restitución del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA) y el reglamento de la Ley de Transformación Digital y Audiovisual. Pienso en la ventaja que tiene el abrir o cerrar una puerta.
4.
Desde ese día, surgen los descontentos o beneplácitos sobre la noticia. Siempre los que se quedan fuera de la fiesta dicen NO. Y los que están dentro dicen SÍ. El verano me pone cada vez más desinteresada en confrontar. Que entienda el buen entendedor. Que comprenda el que tenga la lucidez de tomar las oportunidades que se presentan.
5.
El Parque Guanguiltagüa es un bosque encantador e inédito en las cercanías de la capital que lo veo, con admiración, plagado de bicicletas de montaña y familias comiendo fritada y bebiendo gaseosas de tres litros sobre la hierba.
Me interno en lo más profundo de este mentolado bosque y dejo que mis pensamientos se aclaren. No es fácil desentrañar el devenir de una ley y el crecimiento del cine en Ecuador. Pero asumo el reto, mientras el polvo de las alas de una mariposa blanca me recuerda a Nabokov, quien perseguía a estas ninfas aladas en los bosques rusos, vestido con pantalones cortos.
Para entender la Ley debo conversar con mi amiga Mariana, que como anfitriona ese día, debe estar al tanto. A ella siempre le ha gustado liderar estos temas a sabiendas el riesgo que corre. No teoriza, trabaja con disciplina de hormiga junto a sus compañeros de lucha.
Una ley, un reglamento y un decreto, apenas son una puerta para cruzarla si a uno le apetece y aprovechar lo que hay del otro lado.
El barrio, esa noche en que el presidente Guillermo Lasso visitó Ochoymedio, se puso patas arriba. Agentes de seguridad, camiones de policía, ministros que entraban y salían; todo esto y la curiosidad de todos, hizo de la Floresta el epicentro y avispero donde muchos querían ver, sobre todo, la firma del decreto que devolviera el ICCA al sector del cine y el audiovisual. Se estaba viviendo el momento más reclamado de los últimos tres años. En efecto, el cine es el arte social por excelencia, y aunque los discursos ministeriales pecaron, a momentos, de extravío, adulos y dislates, lo que importaba era la firma del presidente.
6.
El otro decreto, era el de reglamento de la Ley de Transformación Digital, la misma que contiene un capítulo entero para el sector audiovisual, que ofrece, en resumen, una oportunidad de trabajo enorme y reglas claras para la actividad: una cancha bien delimitada para exponer el talento y llevarlo a las últimas consecuencias, cosa que los artistas de cepa y los artesanos profesionales saben hacerlo.
El lapsus del presidente en su discurso de esa noche fue desafortunado (confundir un instituto de fomento con un instituto de formación).
Al parecer la unidad de discursos o sus asesores descuidaron detalles y prolijidades.
Ay mi amado Churchill, jamás se dejaba escribir los discursos. Y él fue quien dijo: «Si comenzamos una discusión entre el pasado y el presente, descubriremos que hemos perdido el futuro».
Todos los gobiernos y presidentes que han pasado por Carondelet, incluso antes de la existencia misma de un Ministerio de Cultura, al parecer no han captado para qué mismo sirven las mismas instancias estatales de fomento cultural. Es de lamentar que se siga hablando solo de eso y no de lo esencial: que es el contenido mismo de ambos decretos.
En fin, así están las cosas en Ecuador: mucha ideología, poca acción. O mucha acción, pero sin ideología cierta. Es decir, ignorancia sobre ruedas.
En suma, damas y caballeros, no hay gobierno perfecto ni siquiera deseable. Al igual que Borges, seguidor del libérrimo Herbert Spencer, soy afín de creer que las oportunidades son para los más aptos.
7.
El ICCA regresa y este es un triunfo para el sector del cine y el audiovisual, no solo porque el sector, retoma su institucionalidad, sino porque se sienta un precedente con respecto a la enmienda de acciones y decisiones inconstitucionales. El estado de derecho prevalece y es bueno que haya sido producto de la lucha de un gremio y de la ciudadanía.
A medida que más investigo sobre este progreso legal que regirá el desarrollo del cine en Ecuador, más me ratifico que es menester madurez y unidad entre creadores y realizadores.
Cuando una persona ve el Ecuador desde fuera, con una mirada extranjera, es más fácil reconocer la lentitud de esta indómita geografía y las extensas verborreas que se ciernen en sus habitantes.
Por eso me llevo una lección: ponerse de acuerdo para tomar un café en Quito, es un trámite que puede durar años…
“Nos vemos, yo te aviso”.
“Ya nos hablamos. Asomaráste”.
8.
El ICCA regresa con claridad en el proceso de designación de la máxima autoridad (director ejecutivo), pues se reconoce que la experiencia artística y en producción audiovisual es tan importante como la formación académica. Esto permitirá que todo gestor o productor que haya dedicado su vida a la actividad cinematográfica, independientemente de su título académico, pueda continuar aportando al desarrollo de nuestro cine. Bien por eso.
Leer ayuda, ¿lo notáis?
Ya entrando en materia de la ley, el Comité Seccional de la Industria Audiovisual, COSICA (instancia que se crea en el reglamento de la Ley y que produce resquemor en muchos) nace con la figura e importancia del Comité de Comercio Exterior, COMEX, instancia encargada de la política en el área comercial del Estado, y no precisa de la creación de una estructura nueva (esto es, cargos jerárquicos o contratación de personal que infla la burocracia), sino que echa mano del talento con el que ya cuenta el sector público. Dentro del COSICA se contempla la existencia de una Secretaría Técnica que estará en manos del director ejecutivo del ICCA. Esto refuerza la importancia del Instituto en el esquema del sistema público de cultura.
10.
Mariana Andrade se lleva todos los créditos tanto al explicarme de qué trata la ley, así como de decirme algo muy amistoso y simple: “Que lea quien sepa leer, y a buen entendedor pocas palabras”.
Mientras almorzamos en un pequeño salón de Guápulo, mirando el cielo limpio de nubes, sofocadas por el calor insano de un mundo cada vez más cerca del Apocalipsis climático, anoto en mi cuaderno de tapas duras lo que Mariana me comenta:
La Ley contempla la creación y el acceso a los Certificados de Inversión Audiovisual, CIA (no la otra CIA por si acaso) y este no constituye una sustitución, peor aún, una supresión del Fondo de Fomento Cinematográfico. No existe nada en la Ley ni en el reglamento que insinúe, siquiera, lo contrario. La instancia del COSICA y el título valor del CIA no son quimeras que se hayan inventado de la noche a la mañana, sino mecanismos de fomento basados en las mejores prácticas internacionales al respecto.
El Fondo de Fomento y el CIA son mecanismos complementarios, no son mecanismos mutuamente excluyentes.
Un proyecto de autor, experimental e independiente puede aplicar al Fondo de Fomento y al CIA. Un proyecto comercial puede aplicar al CIA y al Fondo de Fomento. En este esquema, el papel del ICCA, cobra aún más relevancia, pues no se queda en instituto de fomento, sino que recae sobre su máxima autoridad la Secretaría Técnica del COSICA, además de la operativización de la entrega de los CIA. ¡El ICCA gana una atribución!
11.
Hay varios pasos que quedan pendientes, me recalca Mariana. Elaborar una norma técnica que plasme todo lo anterior, y a la que se sumen, plazos, montos, límites, formatos…
Por último, se retoma por decreto, la participación de representantes del sector en el COSICA (representante de directores y de productores de cine) y se crea una mesa técnica territorial sectorial como instancia consultiva. Se trata de un funcionamiento más democrático que el que se pensó originalmente para el propio ICCA en la Ley Orgánica de Cultura. Así como se enmienda el error histórico de la inconstitucionalidad de la fusión de ICCA e IFAIC, se hace lo propio en lo referente a la participación del sector en la toma de decisiones.
12.
Rita y a Kalú, mis sabias gatas, me acompañan en Inglaterra, cuando en mi estudio lleno de libros, me sumerjo en mis lecturas o escrituras (quiero escribir una novela ambientada en Quito con lluvias y noches sin vida social).
Una ley se escribe, pero también una ley se lee, entiende y se practica.
Quien escribe la ley pasa a un lugar secundario.
El quehacer político solo existe cuando comprendemos que nuestras acciones deben permanecer en el tiempo, más no nuestros nombres o cargos, que son inútiles y pasajeros.
Un político es alguien que abre puertas, oportunidades, y los productores de cine lo han cruzado y aprovechado. Ellos han recuperado algo que nunca debieron haber perdido y han abierto nuevas brechas para el largo caminar de la industria audiovisual y eso lo han logrado desde el no-poder, desde la ciudadanía.
Restituido el ICCA y reglamentada la Ley de Transformación Digital y Audiovisual, me extrañará que en adelante haya quejas de hambruna intelectual, porque el cine ecuatoriano es muchas cosas disparejas. Unas sobre la realidad y otras sobre la ficción, algunas todavía costumbristas, las de allá folclóricas y las de mucho más lejos, obras de arte, de autor o vanguardia. Todas lo conforman. Sea como fuese, el cine ecuatoriano, como producto, será definido solo por los espectadores. Ellos decidirán si compran o no un boleto para verlo.
13.
En la vida, como en el cine, el final nunca lo sabremos…
Ya ha sido comentado, largamente por escritores ecuatorianos, que el cine ecutoriano no despega plenamente porque, quizá, directores y guionistas piensan que solo funcionan a pilas y con cámara.
(Es de extrañarse que no haya un concurso de cine local donde se premie a quienes cultivan con lucidez adaptar piezas literarias. Sin duda Bertolucci, Coppola o Kubrick estarían de plácemes).
Videastas, realizadores, ¿qué tal si a ese mueble cargado por DVD’s (¿piratas?) o esa latosa conversación sobre directores o sobre la última película de Gaspar Noé, añadimos hablar de libros, poemas, ensayos?
Tengo la impresión que no es familiar ver a dos directores de cine hablando sobre la prosa elegante Javier Marías, o sobre los puntos de giro que imprime Kôbô Abe en su narrativa.
Si yo fuera cineasta, me nutriría de Saul Bellow (diálogos), de Knut Hamsum (carácter de los personajes) y desde luego de mi amado Melville (acción).
Primero fue la palabra.
Y si queremos que las puertas se abran, como en ese bello texto de Kafka llamado ‘Ante la ley’, revisemos con detenimiento la Ley de Transformación Digital y Audiovisual y evaluemos, antes de cruzar el río, que nos depara la orilla de enfrente.
En el siguiente video de TikTok (no me juzguen por ser moderna), Werner Herzog nos recalca la valía y urgencia de tomar un libro: “lean y después de eso ven algunas películas”, lo dice el maestro del audiovisual.
Ciao, cariños míos.
@pan_lactal1

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♬ sonido original – Javi Franco

*La señorita Kenton es una sencilla ama de llaves, muy responsable y trabajadora, que brindó sus buenos oficios en la mansión Darlington, en Inglaterra, hasta cuando cumplió 50 años. Ahora reside en la ciudad de Nueva York y conoció de cerca el barrio La Floresta de Quito, en un invierno muy lejano y un paseo muy breve. Ochoymedio da la bienvenida a su pluma y augura que sus columnas no sean esporádicas y que nos deleite con su buen gusto.

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