El arte del cine no se pierde a pesar del Covid-19
2321
En este espacio, los estudiantes de cine y periodismo de UDLA ofrecen su perspectiva sobre su futuro oficio, y otros temas de su interés.
Por Mikahela Cevallos
Ir al cine con amigos o familia suele ser muy divertido, pero ¿cómo ir ahora si hay una pandemia mundial?
El OchoyMedio es la mejor opción para ir a distraerte un poco porque se han implementado las medidas de bioseguridad necesarias para la seguridad del espectador y así puedan disfrutar de las películas que ofrecen. Además, cuentan con una atención muy buena, lo que crea una experiencia mucho más satisfactoria. Las butacas reciben al espectador con una sorpresa en los asientos ya que tienen maniquíes y estos separan los dos metros de distancia obligatoria. Los muñecos son muy peculiares ya que están vestidos como los personajes de la película «Black Mama». “Es creatividad pura, nosotros somos gente de cine, artistas, personas muy vinculada a la cultura; esto que hicimos fue para darle a nuestro público la posibilidad de sentirse acompañado”, menciona Mariana Andrade, directora del tradicional cine.
OchoyMedio con la ayuda de la Unión Europea y de las embajadas de esos países Ecuador celebran la decimoséptima edición del festival Eurocine que se desarrollará entre los días del 3 al 13 de diciembre. Participan 15 países europeos con varios filmes y con ello se pretende compartir la cultura y el arte de países como Francia, Italia y Alemania, entre otros. Asimismo, el público al ingresar a las salas para disfrutar de su película recordando la normativa de no sacarse la mascarilla. De igual forma, en las salas hay ventilación y se puede sentir la purificación; eso es más eficaz que el alcohol o el gel, aunque lo ideal es tenerlos siempre presentes. Mariana Andrade enfatiza que, a pesar de la pandemia y el cierre obligado por varios meses, sigue existiendo el cariño y la empatía del público hacia OchoyMedio desde su apertura.
Bonello: un autor francés contemporáneo
Le Pornographees una película del cineasta, compositor y guionista Bertrand Bonello. Presentada en 2001, este filme cuenta la historia de Jacques Laurent, quien después de dejar las películas pornográficas por un largo tiempo vuelve a firmarlas. Esta profesión hizo que su hijo se alejara, aunque tiempo después se volvieron a reencontrar, lo que no sucedió con su esposa de la que separa definitivamente. «La pornografía para grabar sexo explícito no es una película, pero la pornografía como trayectoria, como trayectoria que te dirige al fin de las utopías, ahí sí que hay una película», menciona el director en la entrevista que le realizaron del año 2002.Es una película que muestra una vertiente política de la sexualidad y con ello se mira el sexo como una mercancía para quienes lo consumen aunque el protagonista sufre un cambio importante.