Por la señorita Kenton, la nueva ama de llaves*
Dedicado a Lady Gaga y a Mario Vargas Llosa
1.
Son las 6 de la tarde en Nueva Inglaterra, habito en la brumosa Isla La Motte, en una bonita cabaña de retiro. Un lugar apacible, ideal para suavizar mis sentidos y abanicarme mientras el sol se pone rojo como un disco de fuego.
Son las 5 de la tarde en Quito y solo hay sombras. Pestilentes sombras que generan impotencia y silencio.
¿Ecuador, un país apagado, un país inmovilizado. La tortuga Galápagos durmiendo una siesta eterna?
El horrible sonido de los generadores de luz contamina la paz. Me duele, me duele mucho dirigirme a un país a oscuras…
¿Ecuador se ha ido de la realidad hasta la prehistoria?
¿En qué momento se había jodido el Perú?, pregunta Mario Vargas Llosa en el primer capítulo de su novela ‘Conversación en La Catedral’, sin amor y con rabia.
Yo, en el inicio de este artículo, pregunto con empatía, desaliento, y con amor: ¿En qué momento se había jodido el Ecuador?
2.
Una entrada para Joker 2, plis, pido en la boletería. Y la chica delgada y rubia me queda mirando con asombro.
¿La verá otra vez?, me pregunta con su vocecita de millennial sin sentimientos intensos, sin una pizca de filosofía existencial, una criatura hiper-conectada con su telefonito, pero no con las pasiones de la vida.
Sí, criatura. Me la voy a repetir, le respondo.
La chica se pone más pálida.
Los muchachos de hoy son fantasmas asustados, los veo y me provoca revivirlos con un encocado ecuatoriano o una leche de tigre.
Mientras compro mi boleto para ver con urgencia una vez más Joker 2, me sorprende la cantidad de maledicencia que ha recibido esta película, virulencia y fundamentalismo, odio oscuro.
¿Será que ahora también queremos censurar películas que no obedecen nuestros apetitos?
Decir que Joker 2 es una basura, o denostarla sin verla siquiera, demuestra una vez más que vivimos una cultura de cancelación/censura, de la cual han sido víctimas Roman Polanski, Bernardo Bertolucci o Michael Jackson.
Somos una sociedad joven que quiere dividir el mundo en héroes y villanos, sin amor ni ternura, sin música ni musicales.
Obviamente mucho tiene que ver en esto la idea de eliminar todo tipo de vínculos y pasiones humanas. Cada siglo tiene su sello personal y basta revisar el siglo 19 para ver cómo se derrochaba amor, tragedia y drama en escritoras (mujeres lúcidas) como Charlotte Brontë.
Este siglo quiere evitar hablar de amor. La muerte de los ideales y sentimientos también es la muerte del planeta.
3.
Joker 2 es un llamado a expresar nuestros sentimientos rotos/enfermos, a romper ese mutismo social imperante en nuestros breves mensajes de texto que vuelan por las redes.
Arthur Fleck se enamora y la chusma no se lo perdona. Arthur Fleck no quiere herir ni dañar más y la plebe se siente decepcionada, pues quiere ver cabezas rodar (tal como ocurre en las redes con los ‘haters’ o con esas hordas de justicieros de la buena moral de la comarca: puritanos del siglo 21).
Señoras, señores, Joker 2 es existencialismo puro, en una era sin empatía por la debilidad ni la fragilidad mental.
4.
¿Ya nos parece superado el amor? ¿Los sentimientos y la búsqueda de un sentido de la vida pasaron de moda?
Mi criada, una mujer de un lugar remoto de América Latina, me trae galletitas con mermelada de mandarina, y se queda a mi lado como un gato. Se llama Nunu y ama pasar horas en mi biblioteca leyendo libros de Charles Bukowski.
Nunu ha visto Joker 1 y 2, y mientras degusta conmigo de un café con chorritos de brandy, me dice que son dos películas distintas y que cada una tiene un valor esencial.
«¿Acaso se le pide a un mismo amante repetir la misma faena amorosa?».
Luego nos vamos con Nunu, protegidas con unas sombrillas, a caminar por el malecón mientras observamos a lo lejos unos pequeños veleros dando vueltas por las aguas serenas del Lago Champlain.
Si algo hermoso tiene Nueva Inglaterra es que aquí sus habitantes buscan un remanso, olvidar el mundo, jubilarse con una sonrisa de indiferencia.
Nunu ama el cine de villanos y mientras se abre un botón de la blusa y sus pechos morenos sin brasier toman un poco de aire, confiesa:
«Pero estoy de acuerdo en decir que Todd Philips es un aguafiestas. Podría habernos regalado un poco más del Joker maldito. Señorita Kenton, a la gente le encanta la sangre y el caos. En Chamuco, el pueblito de donde yo vengo, aman las armas, las balas y la muerte».
Somos una sociedad enferma, dañada psicológicamente, le respondo a Nunu, y le envidió la redondez de sus tetas, tan hermosas y tropicales.
5.
¿Cuál es la filosofía de este planeta de héroes y villanos?
Dividir el mundo entre buenos y malos, al estilo Bukele. Y desde luego confiar en el poder de las armas, de la preponderancia de la ley, de los fundamentalismos radicales de las masas enfermas que quieren ajusticiamientos virtuales en Twitter… ¿Será por eso que las películas de súper héroes tienen tantos adeptos?
Si antes el amor era un sentimiento que se procuraba para entender nuestra existencia, hoy los más jóvenes lo soslayan pues no lo creen necesitar para sus vidas asépticas.
6.
Joker 2 no es un musical, meramente, es una película de amor o sobre los demonios del desamor o si se prefiere sobre la necesidad de amar.
Lady Gaga está espectacular, es una ariana con dinamita en su corazón, voz poderosa, mirada sicótica, maldita como solo puede ser una mujer que miente en el amor, y todo eso a los hombres que ven la película, los perturba.
¿Qué tal si pensamos que el Joker es un hombrecito llorón a lado de Lady Gaga (Harley Quinn), y disfrutamos de cómo el mundo masculino depende de las mujeres para salir de las rejas de su soledad?
¿Qué tal si disfrutamos de la voz suicida de Joaquin Phoenix cantando canciones de Doris Day (Bewitched) o la estremecedora If you go away, versión de Neil Diamond (basada en la clásica Ne me quitte pas de Jacques Brel)?
Pero definitivamente les invito a disfrutar de Lady Gaga trepada en el piano, de amarillo, atronando con su voz de diosa en el tema ‘Gonna Build A Mountain’, con matices de blues, góspel; en tanto Joaquin Phoenix baila tap maravillosamente vestido de azul.
Esta escena basta para repetirse decenas de veces Joker 2, y mandar al diablo a los fanáticos de DC (que al igual que los seguidores de Star Wars o los hinchas de fútbol atesoran ideas fija y berrinches.
7.
«La soledad no es sólo la ausencia de personas. Es la ausencia de un propósito, la ausencia de significado. Cuando te encuentras en un mundo donde todo parece ajeno y distante, donde cada conexión es superficial y cada intento de comprensión se encuentra con indiferencia, te das cuenta de que la verdadera soledad no es estar solo, sino sentirse solo en un mundo que ya no tiene sentido», dijo Haruki Murakami, escritor japonés.
Ahora ya no estoy solo, dice el Guasón en la película, tocado por la presencia de Harley Quinn, y desde ese momento empieza su debacle.
Me siento a beber un chocolate con canela mirando el Lago Champlain, antes de regresar a casa a encender la chimenea.
Es dura la soledad, pero enseña.
Hiere, a ratos, pero es una casa segura donde nadie entra a dañarte.
La soledad nos vuelve fríos, pero cuando hablamos en voz alta dando vueltas por la casa, nos sentimos acompañados.
Los solitarios somos una especie rara, no le tememos a la muerte ni a los feriados en casa.
Los solitarios como decía Onetti, nos sumergimos en la noche y en el invierno con inocencia.
Joker no está listo para pasar esta prueba de fuego, y se enfrenta a una super villana (una mente manipuladora) que hará añicos su corazón.
Harley Quinn surge en medio de la película como un personaje inolvidable, narcisista, abusador, acosador, ella es la viva esencia del caos y la demencia.
Y pone en evidencia su hibristofilia, una parafilia en la cual la excitación sexual y la obtención del orgasmo se producen como respuesta a mantener una relación con una persona que ha cometido crímenes atroces.
Hace unos años leía en una vieja Cosmopolitan, como la mayoría de mujeres se sienten atraídas por los hombres malos/villanos. Eso las excita y el misterio las mantiene atraídas.
En tanto que los hombres buenos, sumisos o inocentes, podrían ser considerados como faltos de testosterona o la suficiente fuerza para ser los Alfa protectores del bosque.
¿Somos mal llevadas no?
Pero no me hagan hablar de mis ‘machos’, pues a parte de ser ‘malencarados’, barbudos y sexuales, toditos ponían caras de ángeles en el orgasmo.
8.
Tras la pandemia han salido a la luz esas máquinas humanas egoístas, que abominan la fertilidad o cualquier apostolado.
Hace poco le preguntaba a Sandy, mi enfermera por horas, ¿qué quiere de la vida?
Y me dijo algo muy elocuente, «Señorita Kenton, tengo 30 años y lo único que quiero de la vida es cambiar de modelo de teléfono. No me hago tantos dramas como usted».
Mientras suelo tomar mis medicamentos, recostada en una mecedora, mirando las aguas quietas del lago Champlain, acompañada por la estúpida Sandy, sostengo que a las personas les atrae existir a oscuras, hablar a oscuras, hacer un país a oscuras, amar a oscuras. Entendiendo la oscuridad como esa cueva para la ignorancia y la violencia, ese cuarto sin luz donde prolifera la estulticia y la indiferencia.
9.
Cuando era muy joven y pude oficiar como editora de una pequeña, pero agradable revista en Connecticut, tuve la suerte de entrevistar a varios personajes para la primera página de nuestro semanario.
Entrevisté a Mario Puzo, a Laura Branigan, Mario Vargas Llosa, y otros.
Pero una de las conversaciones que me marcó profundamente fue la que sostuve con el profesor Deepak Chopra, en un café espiritual de New Haven.
Allí tras dos horas de intensa plática, Chopra me dijo algo que nunca olvidaré: «Si no puedes ver las sombras, es porque estás habitando la oscuridad. Solo se puede ver la sombra, cuando estás en la luz».
Como mujer audaz y enamorada del amor, busco mi propio destino y no repito cual loro lo dicho por terceros o segundos. No sigo las tendencias ni me importa lo que diga la juventud en la ‘fuckin’ red social.
Y cuando voy al cine, me guío por mi olfato y no dejo que nadie me diga qué ver o no ver.
Por ello, ante la boletería del cine, me he dispuesto a ver por segunda vez Joker 2, sin hacer caso de los fanáticos que querían ver sangre y que sueltan una perorata de insultos a la película y al inefable Todd Phillips.
Ver Joker 2, una vez más, no solo que me dará la posibilidad de admirar el trabajo estupendo de la fotografía, sino que podré entender que la película es un llamado a reflexionar sobre las enfermedades sociales y mentales, cuyas víctimas no pueden expresar el dolor por los abusos sufridos.
Empatía.
La hemos perdido, así como hemos perdido toda vergüenza de ser unos humanos 2.0.
*La señorita Kenton es una sencilla ama de llaves, muy responsable y trabajadora, que brindó sus buenos oficios en la mansión Darlington, en Inglaterra, hasta cuando cumplió 50 años. Ahora reside en la ciudad de Nueva York y conoció de cerca el barrio La Floresta de Quito, en un invierno muy lejano y un paseo muy breve. Ochoymedio da la bienvenida a su pluma y augura que sus columnas no sean esporádicas y que nos deleite con su buen gusto.

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