Agujero negro es el filme ecuatoriano que más impactó al público nacional este 2018. Conversamos con su director sobre lo que ha significado para él su segunda película.
Por Juan José Orellana y Guillermo Montiel
Da la impresión de que Diego Araujo (Quito, 1975) está en sintonía con el público. Su primera película, Feriado, de 2014, fue una apuesta novedosa, en la que el despertar de la identidad sexual de un adolescente dio por resultado un filme que se estrenó en la Berlinale, que participó en más de 60 festivales y que se vendió a 22 países. Con Agujero negro, su segundo trabajo, la situación parece ir por el mismo camino: más de cinco semanas en cartelera en los cines ecuatorianos, el premio del público en el Festival Latinoamericano de Cine de Quito y una posible nominación a los premios Goya.
El guionista y director —que se desempeña como catedrático de la Universidad San Francisco de Quito— asume al cine como emoción y por eso insiste en conectar a los personajes con la audiencia, como mecanismo fundamental de su obra. Y es justo decir que la historia de la crisis de un escritor llamado Víctor —sobre hacer la mejor obra y las presiones sociales del rol que debe cumplir como esposo y futuro padre— ha calado en el espectador ecuatoriano.
¿Desde qué elemento, situación o momento partes para el desarrollo de tu película?
Parto de lo visual. Para mí es fundamental conocer a profundidad a mis personajes desde la emoción, por lo que siempre realizo un desglose de las escenas en bites donde pongo el objetivo del personaje. Esto me permite crear el pensamiento interno de cada uno de ellos. De esta manera logro plantear que los planos estén basados en un momento emocional.
En algunas de tus intervenciones nos ha quedado la idea de que el blanco y negro en Agujero negro  partió como un tema económico… ¿cómo esto se puede convertir en una propuesta estética? 
Realmente no fue así, quizá lo he explicado mal. Cuando escribí esta historia instintivamente siempre la vi saturada y en el transcurso decidimos hacerla en blanco y negro, era una intencionalidad. Al ser una película monocromática, esto nos permite concentrarnos en los personajes, en este caso en el diálogo, ya que es una cinta muy hablada. También tiene que ver con la gran cantidad de referencias que tiene la película, en este caso fue un guiño a la nueva ola francesa.
Víctor es un escritor con mucha presión; sin embargo, la manera en que se representa su proceso creativo es un poco cursi: el escritor desangrándose por crear su obra. ¿Esto fue lo que buscaste?
Hay ciertas rutinas de la escritura y por eso, en una época, me dediqué a leer sobre qué hacen los autores, su ritual antes de escribir. Esto es un guiño irónico al escritor porque, además, Víctor es pretencioso al tratar de escribir la gran novela de iniciación. No hay que tomarse muy en serio la situación. La película está contada desde un tono de fábula, el hecho que sangre o emane líquido es como un chiste, obviamente. La novela que escribe, esa sí me parece cursi.
Uno de los temas centrales es la figura atormentada del escritor, el cual tiene que alejarse de todo el mundo para dedicarse a su trabajo ¿Esto es un requisito para ser artista?
Alejarse de las personas no, es el personaje el que hace eso. Él es el tipo que necesita el encerramiento, ya se siente aislado al estar en el barrio entre paredes. Sin embargo la película también parte de la reflexión de que el acto creativo es súper individualista. Esto se contrapone al acto de formar una familia, por lo que Víctor  hace un acto de generosidad extrema que lo lleve a tomar el paso hacia la paternidad o adultez. 
Tomando en cuenta el contexto ecuatoriano donde se han visibilizado casos de abusos a menores por parte de miembros cercanos de la familia.  ¿Cómo ves el acercamiento entre Víctor y Valentina, que es una menor de edad?
No es un documental, estamos hablando de una ficción. Siempre tuvimos claro una línea que no podíamos cruzar. Los personajes de Valentina y Víctor nunca tuvieron un contacto físico.  La visión que teníamos de Valentina nunca fue de esta Lolita sensual, simplemente observada por los ojos del hombre. Desde el principio, es ella la que toma las decisiones sobre Víctor y lleva su relación súper horizontal.  Es la madura de la relación y lleva la historia en otra dirección. Nunca podríamos hacer una comedia sobre abuso. 
¿Qué significa para ti que la película sea vista en el exterior y que además esté opcionada a una nominación en los premios Goya?
Lo que esperas es llegar a tu público. Lo que está pasando con Agujero negro implica que la próxima película sea más fácil de hacer. Lo mío es hacer cine y quiero seguir haciendo películas. Quizá lo principal de Feriado es que nos permitió hacer esta película y si esta segunda hace que la siguiente sea más fácil, pues es lo que estoy buscando. Y de hecho lo está haciendo.

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