Por Daniel Nehm
Imágenes de diversión, imágenes informativas, imágenes de propaganda, imágenes de publicidad, imágenes de vigilancia, imágenes operativas, imágenes con fines militares, didácticos, terapéuticos, técnicos, científicos, imágenes que deben instruir, entretener, sanar, formar, controlar, asustar.
Los productores de estas imágenes tratan de darnos elementos para confiar. Debemos creer en ellas, entender el mensaje que nos quieren transmitir, entrar en la ilusión quequieren construir, entrar en una relación de confianza con ellas para recibirlas, apreciarlas, entenderlas, leerlas, usarlas, consumirlas ciegamente. Para que “funcionen” estas imágenes, o para que nosotros “funcionemos” recibiéndolas; tenemos que olvidar nuestra distancia y nuestra postura crítica frente a ellas.
Harun Farocki nos da herramientas para desconfiar de las imágenes, para cuestionar, para analizar, para entenderlas y visibilizar las estrategias invisibles detrás de ellas.Para sensibilizar, afinar y agudizar nuestra percepción y construir una mirada; una postura crítica.
En más de 100 películas e instalaciones, Farocki ha observado la sociedad y sus representaciones, analizado imágenes a través de imágenes. Empezando como cineasta y activista, en la década de los sesentas con un cine militante y didáctico, e influenciado por Marx y Brecht, Farocki ha tejido, a través de los años, una obra artística de una diversidad sorprendente. Desde documentales clásicos del estilo del cine directo, ensayos fílmicos y películas únicamente construidas con imágenes de archivo, hasta sus más recientes instalaciones con varias pantallas. Dichas obras reflexionan sobre el uso militar de imágenes virtuales en la formación de soldados, la transmisión de un partido de fútbol o la historia del videojuego. Constantemente, Farocki cuestiona su propia mirada y su forma de ver el mundo de la imagen en transformación, abriéndose a nuevas tendencias técnicas, incorporándolas, observándolas, criticándolas.
Más allá del “documental”, sus obras son estudios radicalmente personales. Farocki es un arqueólogo de la imagen, pues ha pasado gran parte de su vida en los archivos buscando y confrontando las imágenes, dialogando con ellas y tejiendo nuevas narrativas e imaginarios a través de ellas. La originalidad de su obra es producto de esta búsqueda y confrontación viva con las imágenes “muertas“.
A través del montaje, Farocki nos sugiere cómo podemos ver de otra manera las imágenes. Su proyecto didáctico no es tanto una formación, sino una deformación visual, re-empoderando nuestra capacidad de ver y a analizar con nuestros propios ojos; es decir, re-aprendemos cómo ver. Un proyecto políticamente tan importante en nuestras sociedades desbordadas de imágenes en movimiento, manipuladas y manipuladoras, donde crecemos sin las herramientas para leerlas y entenderlas realmente.
A pesar de la visualidad de esta investigación, Farocki es un cineasta que escucha, que tiene un oído fino para las ambigüedades y contradicciones de las palabras y de los discursos del poder. Él tiene la sensibilidad para ver que las palabras y sonidos crean imágenes, al mismo tiempo que las imágenes suenan y hablan a través de textos y subtextos. Farocki escucha a otros como a sí mismo, mientras reflexiona sobre el proceso de creación. Sus películas e instalaciones no son obras perfectas, sino que  forman parte de un proceso abierto, un flujo constante de creación y pensamiento. Este work in progress no se ha acabado con su muerte súbita e inesperada, en 2014, cuando tenía 70 años. Su proceso, en cambio, continúa a través de sus influencias e inspiraciones que ha transmitido y sigue transmitiendo a otros cineastas, artistas y espectadores. Ustedes son invitadas e invitados a descubrir y a seguir tejiendo esta obra por medio de su propia imaginación.
*Harun Farocki – Desconfiar de las imágenes (Buenos Aires, 2013, Caja Negra Editora) es el título de un libro que reúne ensayos de Harun Farocki escritos entre 1980 y 2010

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