Detrás de un documental sobre el artista ecuatoriano más visitado en YouTube hay mucho que contar. En este reportaje, los protagonistas cuentan cómo fue el proceso.
Por Adrián Gusqui
Son las 16:25 de un domingo. En cinco minutos tendré una conversación telefónica, vía WhatsApp, con Delfín Quishpe, el gran fenómeno de la música popular en Ecuador. El cantante considerado kitsch por muchos, que tiene un vídeo en YouTube con más de 17 millones de vistas, que parecería ser objeto de burlas de otras personas que no quieren entender lo que hace. En cuestión de minutos  entenderé que él tiene todo bajo control, sin importar lo que se pueda decir de lo que hace. Él es él y nadie parece comprenderlo del todo. 
Pero hay gente que se ha aventurado a buscar quién es él. Por eso estoy a punto de hablar con él. Porque quiero saber qué le ha parecido el documental que Fernando Mieles y Esteban Fuertes han realizado sobre su vida, completado en 17 días de rodaje, entre Guamote y Riobamba. ¿Cómo fue la experiencia para él? ¿La disfrutó? Marco a la hora señalada. Espero. La llamada no funciona. La señal nos traiciona. Delfín sentencia en los pocos segundos que nos escuchamos, que “cuando tenga tiempo” responderá mis preguntas. Lo hará dos días después. “Los tiempos de Delfín Quishpe no son parecidos a los demás”, como dice Esteban Fuertes, productor del documental Hasta el fin de Delfín. El cantante les cambió los planes de grabación muchas veces, lo que, de acuerdo a Fuertes “generó conflictos”. Sin embargo, esa actitud los llevó por caminos que nunca hubiese imaginado: “Uno debe ser flexible y saber a dónde llegar, saber a dónde te lleva el río o el mar. Entonces nos subimos al buque con Delfín y a veces él lo capitaneaba”. 
El documental, que no supera la hora de duración —tiempo límite que da el DocTv — fue parte de las 16 cintas ganadoras en el continente, en la convocatoria del 2017. Cuando Esteban Fuertes se enteró que el tema sería de música, pensó: “todo el mundo va a hacer un documental sobre grandes músicos, pero que son ignorados. Yo quería darle la vuelta a esa pregunta, ¿por qué no hacerlo sobre un músico que es conocido pero que todo el mundo siente que su música no vale, o que es muy mala?” 
Esta producción chocó con las costumbres de rodaje de Delfín, pues no es lo mismo hacer un documental que un video musical como los suyos. Esto propició los encuentros entre el cantante y el realizador Fernando Mieles —director de Descartes (2007) y de Prometeo Deportado (2010)—. Quishpe, en sus respuestas, cuenta que con Mieles hubo contradicciones con su forma de pensar y de actuar. Para Fuertes, si bien entre Fernando y Delfín no hubo problemas, a veces se dieron quiebres por la puesta en escena que intentaba Mieles. A pesar de los choques, Fuertes reconoce que la actitud de Delfín siempre fue propositiva. Cuando el equipo terminaba agotado luego de horas de grabación, Delfín siempre estaba dispuesto a seguir. 
El mismo Delfín Quishpe dice que en esta película se verá su vida personal, con una fuerte presencia de su cultura y tradiciones. Para Fuertes es importante explicar que el mundo de Delfín es indígena y musical. El productor afirma que lo más importante del documental es la mezcla de Quishpe entre el mundo de Quishpe y el occidental.
Cuando Delfín se despide de mi ventana del chat, dedica una nota de voz al personal del Ochoymedio (así como lo hacen las superestrellas en la radio). Dice que todo lo que ha hecho, lo ha hecho con respeto y humildad, que el público será quien vea y analice el documental, y por supuesto, lo cuestione.

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