Primero son los números. Cuatro cortometrajes, cuatro trabajos de estudiantes de la Carrera de Cine de la Universidad de Las Américas. Una proyección importante, que debe estar marcada en todos los calendarios. Dos fechas: 19 de noviembre y 12 de diciembre de 2018.

Cuatro procesos que terminarán esa noche —sí, es una exageración, siempre se puede volver al cine— pero este será el momento de la verdad, el instante que sus realizadores y realizadoras han esperado: mostrar su trabajo y esperar reacciones de los espectadores.

Estos cortometrajes fueron realizados como parte del trabajo académico de los estudiantes dentro de Carrera. Los chicos y chicas podían utilizar los equipos que a su disposición tiene la UDLA, pero el resto de producción debía ser un trabajo pensado por ellos, en función de los presupuestos, de sus búsquedas —que debían ser novedosas, frescas e impactantes—, de los tiempos  —el trabajo debe estar terminado en un semestre— y claro, basado en sus propias historias. Para que estos trabajos se realizaran, debieron pasar por un proceso riguroso, en el que los docentes de fotografía, actuación, montaje y producción, entre otros, dirigieron los pitchings —presentación de la propuesta— de cada estudiante y decidían sobre qué proyecto aprobar.

Ana es el trabajo que dirige Cristina Arias, de quinto semestre, en el que el personaje central siente la necesidad de salir del hogar que comparte con su padre, en búsqueda de una libertad que asume la puede conseguir viviendo con su tía.

Santiago García presenta su trabajo de titulación, El culto, en el que un hombre tiene un encuentro muy extraño. Al menos ese es el tagline —esa frase vendedora necesaria— que no adelanta nada y genera el misterio suficiente.

Para cambiar de vida hay que cambiar de cerebro, al menos eso es lo que asegura el tercer corto. En Irremplazable, trabajo dirigido por Sebastián Borja, un chico que desea empezar de nuevo, decide someterse a este cambio de cerebro.

Y por último —last, but not least, realmente— está Carlota, cortometraje que ya ha ganado varios premios y se ha proyectado en varios festivales del mundo. De vuelta a los números: en 16 participaciones en festivales internacionales, este trabajo de Mayky Alvarado se ha llevado seis premios. Eso es suficiente para hablar del poder de este cortometraje, producido en 2016 y grabado en Imbabura. Un paseo surrealista, que cuenta la vida de un anciano campesino y su perra Carlota.

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