Por Guillermo Montiel
Amaris Báez Parra es ingeniera en sonido. Es también una joven quinchense    -de 25 años que se desempeña como asistente de gestión en los laboratorios de Ingeniería Acústica de la UDLA. Su pasión siempre fue la música. “Desde muy pequeña me gustaba cantar y soñaba con ser cantante, Pero como suele ser común, siempre tenía los comentarios de que de la música no se vive”, cuenta. Años después, viviendo su pasión, ella sabe que eso no es cierto. 
Cuando terminaba el colegio, y viendo su gran interés en la música, la psicóloga del instituto le dio un prospecto de la carrera de Ingeniería en Sonido y Acústica que ofrecía la UDLA. De pronto una puerta se abría.  En esa época ella hacía su monografía para terminar secundaria sobre la contaminación acústica en El Quinche y fue en busca de información. Encontró apoyo en Luis Bravo, entonces director de la carrera, quien le permitió conocer más a fondo de qué se trataba esta ingeniería. 
Y el sueño empezó a crecer desde el primer semestre: “Me hicieron caer en cuenta de que atrás del cine hay un ingeniero en sonido y fue como que también podemos hacer películas y a mí me encantan”.  El deseo se reafirmó en un viaje a Argentina para un congreso de acústica, donde tuvo la oportunidad de conocer las instalaciones de Disney, en donde se hacen todos los doblajes de los productos de la cadena. “Justo pasamos por un cuarto de edición y estaba el man solito con su pantalla, editando una caricatura y yo no podía prestar atención a otra cosa. Solo veía la edición de audio del video”, dice. 
Incluso aprovecha su tiempo libre para ejercitar esa soledad creativa: “a veces me paso descargando partes de una película, les quito el audio y me pongo a editar el sonido”. 
Esta pasión por el sonido y el cine viene como anillo al dedo para su personalidad, pues afirma ser una persona muy introvertida y lo que más disfruta es estar en un estudio editando sola, sin tener que grabar a ninguna banda.
Para ella, el terreno del sonido es complicado para una mujer porque no deja de ser un espacio machista; sobre que, le ha tocado escuchar comentarios sobre si ella sabe o no, o puede o no hacer algo, solo por ser mujer. “Es un mundo donde tienes que demostrar que sí se puede y si eres mujer tal vez te toque esforzarte un poco más. Si sabes trabajar bien y te esfuerzas vas a llegar a donde tengas que llegar”, asegura.
Aunque todavía no ha tenido la oportunidad de adentrarse en el mundo del cine de manera profesional, está segura de que lo logrará. Tanto su vida, como su carrera, han sido de un constante descubrimiento y riesgo por conseguir lo que quiere. Amaris sabe que puede ser la persona indicada para dirigir todo un concierto, o ser de las pocas que se arriesga a manejar todo un escenario, un trabajo de gran responsabilidad que no muchos quieren hacer. “Tengo muy  claro cuál sería mi mundo ideal —afirma—: llegar a Disney o a alguna empresa que se la pasa haciendo películas, como Netflix”.

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