Estábamos trabajando ya en esta edición cuando Agnès Varda se nos fue y nos dejó. Pero, ¿nos dejó en realidad? Esa es la pregunta que nos seguimos haciendo. Aquí amamos el cine y si se tiene que representar el cine en el cuerpo de alguien, este sería en el de esta francesa diminuta, que nació en mayo de 1928 y que estuvo a un mes de cumplir 91 años.
Entonces ella sigue aquí, existe y la amamos.
Agnès Varda existe por su arte, por sus numerosas películas, por su obra que nos acompaña desde fines de los años 50. Por su cercanía a la Nouvelle Vague, por la buena onda que siempre prodigó, por la sonrisa hermosa, por su cabello de colores, porque hizo filmes como una abuela amorosa y sensible. 
Para recordarla ofrecemos 10 declaraciones en las que revela su forma de ver el mundo y lo que el cine fue para ella:
“Me veo como una directora de ficción, pero de vez en cuando siento la necesidad de volver al origen, y el origen de la comprensión para un cineasta es el documental”.
Entrevista de Magdalena Tsanis, para La Vanguardia, septiembre de 2017
“¿Por qué empecé a hacer cine? No lo sé. ¿Por qué sigo? ¿Prefieres que haga calceta para mis nietos? ¡Pues también lo hago! Yo solo sabía ver, mirar… no fui a la escuela de cine, ni fui asistente ni vi películas. En realidad solo vi cuatro hasta los 25 años”. ¿Cuáles? “La primera fue Blancanieves y los siete enanitos (1937) de Walt Disney, a los 8 años. Luego, como me gustaba mucho el poeta Jacques Prévert, vi ‘El muelle de las brumas’ y ‘Los niños del paraíso’ (dirigidas por Marcel Carné en 1938 y 1945, respectivamente). La otra fue El idiota (Georges Lampin, 1946) porque en aquella época estaba haciendo fotos del rodaje. En mi primera película –La pointe courte (1954)– el montaje lo hizo de manera desinteresada Alain Resnais. Él me decía que el film le recordaba a La terra trema de Luchino Visconti (1948), y yo le dije: ‘¿Quién es Visconti?’. No conocía a Antonioni, Bergman, Dreyer… nunca había oído hablar de ellos. Si yo hubiese visto las películas de esos directores, probablemente no habría tenido el coraje de hacer cine. Fue la inconsciencia la que me movió”.
Entrevista con David Saavedra, para revista Rockdelux, 2006 
“Creo que tengo un don para conseguir que la gente se fíe de mí. Soy una persona normal, y no trato de sonsacarles nada; simplemente me gusta conversar. Me pongo al servicio de la gente a la que filmo”.
Entrevista de Nando Salvà, para El Periódico, mayo 2018
“La verdad es que es algo ridículo porque no tengo dinero para hacer mis películas, pero no paran de agasajarme. Hay un desequilibrio entre mi vitrina de trofeos y el rendimiento económico. Tengo leopardos, osos, perros, un león dorado… Incluso recibí un premio que era un poquito de tierra de todos los países de Europa. Muy bonito. Pero inútil”
Nota de Luis Martínez, para El Mundo Cultura, marzo 2019
“Tengo ojos para ver y orejas para escuchar. Soy un poco traviesa y me divierte ver cosas que la gente no percibe. Pienso que cada persona es interesante, incluso las personas que no me gustan a primera vista. Como decía Andy Warhol, “todo el mundo tiene derecho a cinco minutos de celebridad”. Uno se aproxima a la gente, la escucha y aprende mucho. Además, yo no suelo hacer preguntas a banqueros, jefes de empresas, etc. Elijo personas a las que normalmente no dan la palabra: “okupas”, espigadores, viudas”
Entrevista de Cristina Abad, para Fila siete, en diciembre de 2014
“Cualquiera de mis labores como creadora busca crear una representación, y siempre como telón de fondo quedará la realidad. No puedes competir con la vida, solo representarla. Eso sí: puedes crear vida desde el trabajo. Esa es la misión del artista: recrear su ritmo, sus impresiones, su desesperación. Me gusta dar la palabra a los otros, como lo hago con las viudas, gente a la que no se escucha habitualmente. Mi cine es tan solo una pequeña voz dentro del cine internacional, pero aún así, me gusta saber que hay personas a las que les llena ver mis películas. Solo por eso merece la pena trabajar”.
Entrevista de Javier-Díaz Guardiola, para ABC Cultural, noviembre de 2012
“Soy feminista desde los años 50 y 60, cuando se dieron muchos cambios muy importantes en la sociedad. Cuando era una joven mujer no tenía derecho a votar, las mujeres no podían usar pantalones en la oficina, las mujeres no podían tener una cuenta bancaria sin apoyo del padre o el marido. Estos son ejemplos exagerados porque la verdadera lucha es por la igualdad de sueldos, el derecho a elegir; además yo milité mucho por eso, el derecho a decidir si uno quiere hijos o no y que no sea una decisión del marido, de los padres, del juez, del cura, del médico, etcétera. En todo caso, si las cosas cambian, van a cambiar por los hombres, porque van a comprender que no pueden compartir nada con mujeres que tienen otra actitud”.
Entrevista de Pablo de Vita, para La Nación, marzo 2019
“Mi actividad constante crea cada vez más vínculos entre mi trabajo y aquellos que lo aprecian, y encuentro la energía en el placer que provoco y en la suerte de tener, a mi edad, todavía algo de fuerza e inspiración”.
Entrevista de Gonzalo de Pedro, para El Cultural, abril 2012
“No pienso en el futuro, porque mi futuro es la muerte. Aunque no tengo prisa por llegar ahí. Quizás me dé tiempo a rodar otra película, a montar alguna exposición de mis collages. Voy haciendo, pero no tengo un plan quinquenal, soy vieja, 89 años. Estoy contenta de haber acumulado películas, amores, hijos y nietos, encuentros y amistades, experiencias…”
Entrevista con Álex Montoya, para revista Fotogramas, abril 2018
“Con los años, he entendido que cada persona merece ser escuchada. Hay que estar atento y ser amigable. No hay que ser inquisidor”
Entrevista con Álex Vicente, para diario El País, mayo 2017

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