________________________________________ 1. (Suenan los primeros compases de Feliz Navidad, Mr. Lawrence, de Ryūichi Sakamoto). Escuchar aquí Querida Mariana Antonia, Te llamo de esta manera porque pocos conocen tu segundo nombre. Tal vez solo tus primos, tus abuelos y Patricio. Te escribo esta carta para decirte que te veo distinta. Me da la impresión de que has dejado el ruido mundano para beber un poco del silencio, para observar con más detenimiento las mareas de los conflictos humanos, para aprender que todo en esta vida es pasajero, pero deja huellas. Te olvidaste (al menos un poco) de las redes sociales y decidiste hacer estas cartas que enviarás cuando lo sientas. Este año entraste a la Academia. El estudio no es como el momento de producir una película, pensaste, sino que tiene un capital de ilusión por saber más sobre la música, la danza, los museos, el cine, la gestión misma. Un viaje de la mente y la conciencia, una celebración del entusiasmo en medio de miles de lecturas. Pareces otra, pero eres la misma: esa Mariana Antonia, la que ya entró en canas (que se ven desde lejos), es la que te gusta ahora. La que observa, la que escucha, la que se desvela haciendo sus tareas, la que cuestiona a sus profesores, la que no puede quedarse callada en una clase. La que renace y emprende nuevos vuelos siempre, sin paracaídas. Y la que, a veces, tiene que decirle sus cuatro verdades a un burócrata de turno (cuando tus amigos pensarían). «He perdido la fe en que la gente actúe correctamente», nos repite uno de los personajes de Almodóvar en su más reciente película, La habitación de al lado.
¿Y tú, Mariana Antonia? ¿También te has alejado de la gente incorrecta, de esa que te aburre, de esa que cree tener poder, superioridad moral, intelectual, incluso artística? ________________________________________ 2. (Suenan los compases de Amélie). Escuchar aquí Cuando vas a París, te gusta navegar por el Sena en esos barquitos que te recuerdan que todo fluye y todo pasa. Te gusta la gente que pasea en bicicleta por sus orillas, y te gusta pensar en María Antonieta y el Rey Sol caminando por los jardines de Luxemburgo. En mayo, en Cannes, viste de lejos el palacio del festival y el azul del Mediterráneo, y confirmaste que lo tuyo nunca será la alfombra roja, sino la plaza y el mercado donde estás con pares, con iguales, negociando películas, derechos y territorios. Viste a Coppola subir las gradas con dificultad, y pensaste en la vejez, en toda una época del cine que nunca volverá a ser la misma. Piensas siempre en tus amigos, en tu pareja Patricio, en Etienne, tu amigo incondicional, en Emilia, la bella, en las Lolas, en tu madre y tus hermanos. Ah, pero jamás te olvidas de ese pedazo de tierra llamado Ecuador, por el que peleas tanto y lo defiendes a capa y espada, como Juana de Arco, o Juana Arcos (tú sabes). ¡Ay, tu Ecuador! Un país de sombras, sangre y lágrimas. De liderazgos de cartón y muñecas de vitrina devenidas en funcionarias públicas. Lo tuyo siempre será encontrar nuevos caminos. Finalizados tus estudios, te espera la docencia. No un puesto como burócrata. ¡Eso jamás! Te conozco. Ha llegado la hora de enseñar y compartir con las nuevas generaciones. ________________________________________ 3. (Nino Rota – Ocho y Medio) Escuchar aquí Otro año de cerca de 25,000 espectadores, 1,300 funciones de cine, más de 400 películas, muestras y festivales como EDOC, Eurocine, Turicine, FICQ… Mariana Antonia, Ochoymedio sigue siendo un sueño hecho realidad. La primera empresa cultural que resiste en Ecuador, un buen aliado para inversores y socios estratégicos. Este año cumpliste 23 años de trabajo apasionado, intenso, contra viento y marea —y contra toda piedra del camino—. Seguiste programando el cine, sin descanso. Te dio Covid en julio, justo en tus exámenes de medio semestre, y no paraste. Así de tenaz eres: una capricornio que solo piensa en el trabajo como motor de vida y sueños. Y el próximo año, si se te antoja, venderás tamales a la carta, con un poco de sazón europea, y tal vez hagas una serie en la que quieres contar las pasiones, amores, desvelos de esta tragicomedia ecuatoriana alrededor de un cine de barrio, del cual ya somos personajes. Mientras los ‘haters’ de redes sociales le daban con todo a Joker 2, tú, Mariana Antonia, la amaste, igual que Tarantino, pues sabes reconocer en las historias de amor esa «Sustancia» que rejuvenece el alma. ¿Qué seríamos sin amor? ¿Unos payasos tristes? ¿O unos locos que solo hablan de política o dinero? ________________________________________ 4. (Grace Jones – La Vie en Rose) Escuchar aquí Este fue un año intenso, de vértigo: ¿Mariana, no has pensado que es hora de parar y dedicarte a tu familia? Lo tuyo es el vértigo, y tomaste como una docena de aviones, a pesar de que no te gusta desprenderte de la tierra. En cada viaje hablaste de tu país, de ese país a oscuras y sus potencialidades como destino de filmación. Hablaste de ese cine ecuatoriano que, a ratos, parece una línea imaginaria en el mundo. Hablaste en España, Colombia, Francia, de la posibilidad de convertir a Ecuador en una industria cinematográfica. Si te creyeron o no, ya lo dirá el tiempo. Hablaste del cine como ese entretenimiento que forja capital y cultura, y hablaste como siempre de tu cinema paradiso de los Andes, como te gusta llamarlo. Mariana Antonia, luchadora y perseverante, a veces obstinada y adicta al trabajo, terca como ninguna. Dejaste muy claro, cuando te invitan a hablar, que la vida no es una foto para un ministerio, que no se vive de un cargo público, que no se puede vivir a oscuras, que no se sobrevive en la inseguridad. Este país necesita mayor compromiso y experiencia, y a veces, hasta silencio. Jamás te comiste el cuento de que hay un «nuevo Ecuador», porque sabes que no es ni viejo ni nuevo, sino el mismo de siempre. Vivir aquí no ha sido nunca fácil, pero cuando amamos lo que hacemos, se construye un camino que nadie lo tumba. Mariana Antonia, sigue así, luchando y perseverando. El pasado fue una batalla. El presente es tu siembra. El futuro… ¡qué diablos te importa a ti el futuro! Si lo construyes día a día. Adiós, 2024. Bienvenido 2025. ________________________________________