Por Gabriela Alemán
En 1937 Ludwig Bemelmans tenía pocas posesiones materiales en el mundo, hasta había perdido su país de nacimiento; el Imperio austrohúngaro había sido disuelto en 1919. Eran el tipo de detalles que no le perturbaban, Bemelmans siempre estaba atento a vivir y aprender del momento. Para el treinta y siete –año en el que viajó a Ecuador– había tenido y perdido un empleo en el Hotel Ritz de Nueva York, al igual que un lucrativo restaurante en la misma ciudad. Para entonces, también, había publicado tres libros infantiles con textos e ilustraciones suyas, muy bien recibidos por la crítica, pero sin mayores ventas. En marzo de ese año fue al puerto de Nueva York y descubrió que una embarcación se dirigía a Ecuador y compró tres boletos. Su esposa Mimi, su hija Barbara y él desembarcaron en pocas semanas en Guayaquil, pronto se dirigieron a Quito. Pasaron cerca de cuatro meses entre la capital y Otavalo. Allí Bemelmans hizo bocetos, tomó fotografías e imaginó la historia de Pedrito, un niño otavaleño, que se embarca en una serie de aventuras que lo llevan a Guayaquil y Quito cuando sube a un vagón del tren sin que nadie se dé cuenta que lo ha hecho. Llamó al libro Quito Express. En ese libro experimentó un nuevo trazo que lo alejó de las ilustraciones de sus libros anteriores, mucho más elaboradas. El texto también era más simple y complementaba la imagen. En 1938, Viking Press, una de las editoriales más importantes de literatura infantil en Norteamérica, lo publicó. Al igual que sus otros libros fue muy bien recibido, pero no obtuvo un éxito comercial. Ese éxito llegó en 1939 con el primer libro de Madeline, al que le siguieron cuatro más. Desde entonces se han publicado más de catorce millones de ejemplares de los libros de Madeline y su autor ha sido reconocido como uno de los grandes autores de la literatura infantil en el mundo.  
Quito Express se reeditó en 1967 y luego fue descatalogado. Nunca circuló en Ecuador, ni en las lenguas que Bemelmans y su familia escucharon en su primer viaje a Ecuador. El año pasado la editorial El Fakir contactó a Bárbara, la hija de Ludwig Bemelmans, una mujer de más de ochenta años que aún recuerda la época que pasó en este país, para negociar los derechos de publicación de Quito Express en Ecuador en kichwa y español. Luego de obtenerlos, El Fakir y Deidayvuelta decidieron co-editar el libro en una edición trilingüe: español, kichwa más el inglés original.
Para celebrar el regreso de Pedrito y Bemelmans al Ecuador la noche del sábado 21 de diciembre se realizará una lectura en vivo de Quito Express junto a un concierto con piezas musicales tanto en kichwa como en español. Los participantes de esta fiesta celebratoria de texto y música en Ochoymedio son: Mariela Condo, Álex Alvear, Roger Ycaza, Emilia Andrade y Gabriela Alemán. La celebración terminará con un brindis de chawar mishki. Quito Express estará a la venta.

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