Por Christian León
Un balance de la situación cinematográfica argentina, la más elogiada de todo el mundo en los últimos años.
El cine argentino atraviesa un momento inédito en su historia. Nunca se han estrenado tantos filmes, ni ha existido un boom de jóvenes cineastas como en la actualidad. La industria del cine parece gozar de buena salud y, lo que es mejor, el arte de hacer películas  parece ser posible, a pesar de todo.
Desde hace tres años, el cine argentino viene produciendo más de sesenta películas por año, cifra mayor a la registrada en la edad de oro del cine industrial de los cincuenta. Más allá de los números, lo verdaderamente interesante de este crecimiento histórico, iniciado ha mediados de los años noventa, ha estado acompañado de un recambio generacional que ha permitido la innovación, el riesgo y la creatividad. Cineastas como Martín Retjman, Pablo Trapero, Adrián Caetano, Lucrecia Martel y otros se han convertido ya en una marca de fábrica, garantía de talento y calidad, que posicionó al cine argentino en las vitrinas y festivales más importantes del mundo.
Las razones para esta explosión de calidad y cantidad no son misteriosas, sino al contrario una consecuencia lógica del aparecimiento de instituciones que produjeron las condiciones necesarias para la creación. A inicios de los noventa aparecen varias escuelas especializadas, entre ellas la Universidad del Cine dirigida por Manuel Antín. En 1994 se sanciona una nueva ley de cine que asigna una importante cantidad de recursos estatales para el cine. En los años siguientes se relanza el Festival de Mar del Plata y surge el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires. Todo lo cual ha generado un marco apropiado para la producción y buenas condiciones de negociación para la coproducción.
Durante el 2006, las salas locales programaron 65 estrenos nacionales, ahora mismo existen 42 películas en rodaje y 94 en posproducción. Películas de directores ya consagrados hicieron noticia, mientras un conjunto de debutantes estrenó su primer largometraje. El custodio de Rodrigo Moreno se llevó el Premio Alfred Bauer en el Festival de Berlín, Crónica de una fuga de Adrián Caetano participó en la competencia oficial del Festival de Cannes,  mientras El camino de San Diego de Carlos Sorín ganó el Premio Especial del Jurado en San Sebastián. Ecuador pudo verlas en el Festival Cero Latitud.
De lo visto durante el año, personalmente me quedo con cuatro magníficos recuerdos. El primero: Glue la opera prima de Alexis Dos Santos, un fresco relato que usa la retórica del registro amateur y del diario íntimo para evocar la fascinación propia de la pubertad.  El segundo: la sosegada y extraña belleza de Ana y los otros, filme debut de Celina Murga, también programado en el último Festival Cero Latitud. Con planos largos y abiertos, Murga teje la historia, delicada y leve, de muchacha que se transforma en extranjera en su propia tierra, luego de ocho años de ausencia. El tercero y más inquietante es Fantasma de Lisandro Alonso. Película ensayo que lleva a dimensiones sublimes el registro de acciones mínimas desprovistas de todo valor simbólico. En el vetusto edificio del Teatro San Martín, vagan sin rumbo los dos personajes principales de La Libertad y Los muertos, filmes anteriores del director. Nada más necesita Alonso para conjugar misterio y  poesía. Finalmente mi último gran recuerdo es El custodio de Rodrigo Moreno, seguramente el filme argentino del año. Con una rigurosa austeridad y muchos silencios, la película reconstruye el drama cotidiano de un hombre gris que hace de guardaespaldas de un influyente político. A través de la vida del custodio, Moreno realiza un verdadero ensayo sobre límites de la mirada atrapada en un mundo rutinario y exasperante.
Aunque críticos, como Sergio Wolf, han sostenido que existe un estancamiento en el cine realizado por directores noveles, parece innegable el proceso de crecimiento sostenido iniciado en los años noventa que sigue su marcha con altos y bajos. Mis películas favoritas del 2006 así lo confirman. ¡Salud!, por el cine argentino.

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