A días de haber cerrado La Fractura del Siglo, quedan algunas reflexiones y conclusiones por hacer. La experiencia de realizar un ciclo de cine es gratificante en varios aspectos. El primero, acercar el cine a la gente, en este caso, a un público nuevo que visitó OCHOYMEDIO y que recibió la propuesta de programación con gran expectación. Las diez películas y los dos cortometrajes presentados, entre ficciones y documentales, tuvieron gran acogida y comentarios positivos.

Con una muy buena asistencia, La Fractura del Siglo trajo la experiencia del cine sobre una temática tan delicada y compleja como lo es el Holocausto, a una audiencia que busca no solo entretenerse, sino plantearse reflexiones y puntos de vista acerca de la Historia y sus consecuencias. No obstante, la selección de películas de gran calidad cinematográfica –muchas de ellas verdaderos clásicos universales- habló por sí sola. La gente salía altamente conmovida de Alemania año cero, de Rossellini, y de Noche y Niebla, de Resnais. Las proyecciones de Ser o no ser, de Lubitsch, fueron una fiesta: risas y carcajadas fueron la tónica durante la presentación de esta inteligente comedia dramática. Estos filmes, junto con Ida, de Pawel Pawlikowsky, fueron algunas de las favoritas del público.

Como en todo ciclo e incluso festival de cine, hubo algunos problemas de los que se pidió disculpas a su debido tiempo (con las copias de un par de películas que no pudieron exhibirse), pero OCHOYMEDIO está trabajando para solucionar esos inconvenientes a futuro. También se levantaron voces activistas a quienes también respondimos desde la idea de la pluralidad y las distintas miradas que como espacio de cine, acogemos.

Por otro lado, la experiencia de la iniciativa personal y la autogestión de Sara Roitman fue fructífera, y queda la semilla de futuros proyectos y la continuación de este ciclo, que idealmente, podría llevarse a cabo una vez al año. Está también el trabajo de todo el equipo de OCHOYMEDIO y de la gente que hizo posible que este proyecto vea la luz.

Cerramos con la satisfacción de haber logrado convocar a gente que disfruta de ver películas, pero que también le interesa la memoria del pasado y su influencia sobre el presente, personas de todas las edades e intereses que se llevaron una experiencia diferente y concienciadora, sin dejar de lado el disfrute por el buen cine, del cual también disfrutamos.

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