Por José María Avilés
Ochoymedio comisionó a José María Avilés a indagar al cine argentino reciente por fuera del marco industrial. el resultado de su trabajo: 5 largometrajes y un cortometraje; todas respiran un aire de libertad, beneficio exclusivo de estar en la periferia de la periferia.
Historias extraordinarias, Balnearios, La más bella niña, las tres de Mariano Llinás, Castro de Alejo Moguillansky, Todos mienten de Matías Piñeiro y Lavallol del grupo Tierra en Trance son seis películas recientemente estrenadas en Argentina que hablan de una cinematografía que se resiste a morir, a que sus formas se estanquen y sus lenguajes se petrifiquen; a que las limitaciones de la industria predominen por sobre las ganas de hacer cine. Conforman un sector periférico del cine independiente. Son películas que existen, sin reclamar esta posibilidad a los medios oficiales de producción y distribución, los créditos y subsidios del Estado, los fondos europeos, las coproducciones internacionales. Lo que significa que han superado los comités que califican y promueven una idea de cine cada vez más homogénea y orientada a satisfacer el mercado tradicional. Por lo tanto estas películas respiran una libertad que se inscribe en la singularidad de sus lenguajes, de su duración y de sus medios de producción. A pesar de ser realizadas con presupuestos muy bajos transmiten una vitalidad que hasta entonces al parecer permanecía adormecida para el cine argentino y este vitalismo que se impone por sobre las limitaciones es lo que las une como grupo.
Historias extraordinarias (2008) el último largometraje de Mariano Llinás, marcó el X BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) y tras un exitoso recorrido a través de algunos de los festivales más importantes del mundo, fue varias veces llamada a ser LA película del nuevo cine argentino. Es el ejemplo más representativo de este nuevo cine.
Historias extraordinarias se filmó en video, con un presupuesto ínfimo si se lo compara con el costo promedio de una película argentina, y a pesar de esto supera cualquier limitación económica hasta tal punto que desafía la lógica de producción tradicional. Como su título lo indica la película es una multiplicidad de relatos que se relevan y se bifurcan a través de tres personajes, interpretados por: Mariano Llinás, Agustín Mendilaharzu y Walter Jacob, por medio de ellos y tres narradores en off cargados de un sentido irónico se despliegan todos los relatos habidos y por haber: aventuras en busca de un tesoro, guerra, amor, viajes al África, misteriosos animales salvajes, intrigas policiales, que se desarrollan sobre el escenario poco transitado por el cine de la provincia de Buenos Aires: rutas, cafés, gasolineras, hoteles, plazas, haciendas, autos, etc. Todo esto y más a lo largo de cuatro horas de placentera narratividad. Historias extraordinarias declara un amor y una pasión desmedidas por el cine y el acto de filmar que se transmiten a quien las ve.
Del mismo director también se podrá ver su anterior largometraje Balnearios (2002) que irá acompañada del cortometraje La más bella niña (2004), también de Mariano Llinás. En ellos se anticipan algunos de los procedimientos que Llinás utiliza en Historias extraordinarias, como el uso cargado de un peso literario de la voz en off. Balnearios es un documental sobre las poblaciones de la costa Argentina, sobre las costumbres que hacen de una playa un lugar para vacacionar, de cómo estos balnearios se transforman con la presencia de los bañistas. Pasan de ser un lugar fantasmagórico fuera de temporada para convertirse en el lugar de los placeres y el ocio durante el verano.
Castro (2009) de Alejo Moguillansky es la historia de un hombre (Edgardo Castro), un hombre en línea de fuga; lo persiguen distintas personas: su ex mujer, su maestro y alguien a quien le pagan por hacerlo. Finalmente esta serie de persecuciones sin un motivo preciso despliegan todos los movimientos posibles de un cuerpo que huye, los recorridos más asombrosos en tren, en auto, corriendo y caminando a través de una Buenos Aires desdibujada que recuerda la Aquilea que prefiguró Hugo Santiago con su película Invasión (1969). Perseguidores y perseguidos empiezan a confundirse y Castro se ve ahogado en una situación angustiosa que lo lleva a chocar contra el mundo, un mundo en el que “ganarse la vida es igual a desperdiciarla”.
Todos mienten (2009) segundo largometraje de Matías Piñeiro y Castro de Alejo Moguillansky comparten una complicidad filial, fueron producidas bajo las mismas condiciones (misma cámara, mismo formato, mismos actores). Mientras que Castro es una película frenética que se hace en la “calle”, en los laberintos urbanos de una ciudad, Todos mienten al contrario se repliega sobre el escenario de una casa en las afueras y es sobre este universo reducido donde surge la trama escurridiza que configura la película. En esta casa se reúne un grupo de jóvenes con la intención de realizar un golpe que les permita descifrar la maldición que perturba a la familia Sarmiento a lo largo de la historia. Los cuerpos no dejan de desearse y rechazarse, constantemente hay una tensión erótica-histérica que rige sus relaciones, el juego que los une tiene una única regla, el que más miente gana. La película está filmada de un modo sorprendente, que hace del plano secuencia, de los paneos y prodigiosos recorridos de la cámara elementos capaces de reconfigurar el espacio de la casa reformulándolo constantemente.
Por último presentamos la película Lavallol del grupo Tierra en Trance. Este es un filme mucho más difícil de catalogar. Se trata del registro del proceso de una relación entre amantes (Fernando Bonfante y Justina Gancedo) que son arrastrados por el amor y las drogas por igual hacia una soledad devastadora. Entre la periferia y el centro de la ciudad se generan encuentros de consumo, abandono y desesperación. Un retrato íntimo donde el tiempo no parece obedecer las coordenadas cronológicas que lo encasillan, donde pasado y futuro se mezclan de un modo desafiante. Lavallol pone en escena una de las problemáticas mas tormentosas del acto de filmar al otro. ¿Hasta qué punto la cámara es capaz de ficcionar el mundo que filma?
Después de haber visto estas seis películas podemos decir que el cine todavía es un terreno para la imaginación, el pensamiento, el juego, la aventura y el riesgo. Son películas que celebran la alegría de filmar, filmar a pesar de todo. Parecieran querer decir: todavía se puede filmar, hay mucho que contar, sólo faltan ganas, coraje y pasión.

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